Ha casado extrañeza no exenta de malestar la decisión que adoptó el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de inhabilitar como partido político a Sol.bo, con un argumento realmente cuestionable. Pues, no puede tener tanto rigor para reconocerle la motivación que utilizó para ese efecto. La cuestión del número de militantes, con el antecedente de hacer conocer su medida después de cuatro meses.
Peor todavía, porque maneja el número de la militancia de manera que el partido afectado considera que es injustificado, pues con un rigor que no se le conocía en otros casos se ocupó de establecer quiénes y cuántos podían ser reconocidos como sus militantes.
Sí esta era la situación, que para el TSE es irregular, por qué se guardó tanto tiempo su pronunciamiento, aparte de que se presta para que no solamente el partido afectado quede sorprendido con la medida, sino el propio electorado en general.
En materia de tiempo, no es posible que el TSE inhabilite partidos que podrían presentarse como aspirantes a captar el voto ciudadano, cuando falta poco tiempo para las Elecciones Primarias, que se efectuarían en enero.
De ser apropiada la decisión, lo correcto era que se la adopte con mayor anticipación, como podría ser al mes de haber presentado sus listas de militantes el mencionado partido, para que tenga el tiempo suficiente de establecer, primeramente, si la observación del TSE era correcta, y luego tomar sus recaudos prontamente para salvar el problema que se le atribuye.
Cuando se procede de esta forma, hay motivos para dudar sobre su pertinencia, ya que de otra forma puede suponerse que el cuestionamiento que se le hace tiene finalidades de parcialización política, antes que las estrictamente legales, como atañen al caso.
Entonces, la realidad aparenta ser tendenciosa, en el sentido de eliminar a Sol.bo de las elecciones próximas, dado el hecho que su líder actual tiene todas las posibilidades de habilitarse para competir por la Presidencia en las elecciones generales de octubre del año próximo, pues adquirió notabilidad mayor por su buena gestión al frente de la Municipalidad de La Paz, la mayor del país.
Es necesario formular este apunte, porque no habría otra causa importante para pretender desprestigiar y si es posible inhabilitar su eventual postulación. Hasta el momento efectivamente no es más que una presunción, pero el propósito político que habría es eliminarlo cuanto antes como contendiente de la nueva reelección de Evo Morales, la cual está ya en marcha, por el anuncio propio que realizó y los afanes en que se encuentran ya sus huestes partidarias.
De esta forma, lo que está sucediendo es una excesiva anticipación pre-electoral, y para que ella tenga efecto lo que se empieza a hacer es eliminar cualquiera otra pretensión, sea de quien sea. Al presente, ello está ocurriendo con Sol.bo, pero podía haber sido con cualquier otro partido.
La cuestión es que nadie pretenda hacer sombra a lo que está ya resuelto en los círculos del oficialismo. En todo caso, por donde debía haberse empezado es por mejorar la administración del país, la que actualmente navega en la ineficiencia y la corrupción.
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