Recuerdos del presente
El gobierno cree haber burlado el 21-F y está lanzado a una campaña electoral, pero no logra burlar la crisis económica, que obliga al presidente Evo Morales a hacer titubeantes anuncios de ajustes de tarifas, mientras se cocina un gasolinazo.
Al parecer, cuando el déficit fiscal es de 7,8% del PIB y es inevitable un déficit de balanza de pagos, como pronostica Torino Economics, hay que tomar medidas que, lamentablemente para el gobierno, no pueden aplicarse en plena campaña electoral.
El anuncio de que será suprimida la subvención a la tarifa de la electricidad fue desmentido por el propio presidente, culpando a los medios por el malentendido, por supuesto, con el argumento de que “sobra” la electricidad. Había discutido consigo mismo, en público.
El problema es que la gasolina no sobra, ni el diésel. La producción de líquidos bajó de 63.030 b/d en 2014 a 50.570 b/d ahora, además que en Arica, según las no muy coherentes explicaciones de YPFB, se producen “marejadas” cuando debe atracar un barco que trae diésel para Bolivia.
La ineptitud del gobierno y las marejadas de Arica producen una escasez de gasolina y diésel que las autoridades niegan, la atribuyen a las redes sociales, pero no pueden explicar por qué hay largas colas en los surtidores.
Y entonces entran en escena los biocombustibles. El etanol y el biodiesel podrían resolver el problema de escasez, lejos de las marejadas de Arica.
Lo que produce una alianza casi política entre los productores de esos combustibles verdes y el gobierno, que está en campaña electoral postulando a su candidato a pesar de la tarjeta roja que recibió el 21-F.
Entonces, la cosa se complica porque la mezcla del etanol con lo que quede de gasolina deberá tener un precio de venta. ¿Cómo se mezcla un producto subvencionado con otro que no lo es? ¿Cómo se calcula el precio final de esta alquimia de política energética?
Fácil: subvencionando también los combustibles verdes. Lo que lleva a otra pregunta, más preocupante todavía: ¿y qué pasa con la urgencia que tiene el gobierno de reducir el gasto para evitar que siga creciendo el déficit?
Aquí no es el FMI el que exige reducir el gasto, es la campaña del candidato proscrito por el voto popular.
En medio de estas dudas, está en grave riesgo la existencia de la gasolina especial, de Bs 3,70 el litro. Todo está listo para reemplazarla con la Ron 91, de Bs 4,70 o la alquimia, de Bs 4,50. ¡En plena campaña!
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