Elio Pacheco Colque
Las cámaras de seguridad instaladas en diferentes zonas identificadas como “rojas”, por el alto índice de criminalidad tanto en las ciudades de La Paz, El Alto y las ciudades troncales en el territorio nacional, han permitido identificar a responsables de la comisión de diferentes delitos que afectaron a la población en determinados momentos.
Las cámaras de seguridad se convierten en mecanismos de previsión, ya que las personas dedicadas a robos y hurtos redujeron sus actividades, buscando otras zonas donde cometer sus ilícitos o fueron aprehendidas como consecuencia del registro de imágenes. Por esta razón es esencial que los centros de salud, como clínicas y hospitales, instalen redes de cámaras de seguridad, para no solo proteger equipos médicos, insumos y medicamentos que son adquiridos con recursos públicos, sino sobre todo cuidar a la población que requiere atención médica.
En pasadas semanas, en la ciudad de El Alto una familia llegó a un centro de salud en busca de atención; estacionaron su vehículo en puertas del centro de salud, con la prioridad de evitar riesgos que afecten la salud del nuevo hijo que estaba por nacer. Pero después de cinco minutos -tiempo suficiente para que operen grupos delictivos- el conductor del vehículo y padres de familia fueron sorprendidos al ver que dos “auteros” (ladrones de vehículos) estaban a punto de apropiarse de su motorizado, sin mucho esfuerzo.
La intuición y la fama de peligrosidad de algunas zonas en la urbe alteña, impulsaron al dueño del motorizado a verificar y evitar el robo. Pero este no fue el único caso. Muchos pacientes acongojados por los malestares que presentan y pendientes de exámenes que se les deben realizar o trámites de internación, han sido sorprendidos por ladrones, quienes ante el menor descuido han salido de los centros de salud con bolsones, mochilas y bultos que no les pertenecían. Pero todos estos hechos hubieran sido evitados a tiempo si estos centros de salud, sobre todo del ámbito público, hubieran instalado no solo una red de cámaras, sino un ambiente de monitoreo y un grupo de personas que evite la comisión de estos delitos.
De la misma manera, estas cámaras de seguridad instaladas en centros de salud pública, en las puertas de ingreso a laboratorios o salas de tratamientos especializados -para pacientes de hemodiálisis, quimioterapia, entre otros-, podrían evitar que funcionarios se vean “tentados” para sustraer reactivos, equipos, medicamentos o insumos, que puedan ser luego comercializados.
Si bien la frase “la seguridad es de todos” es tan desgastada, como los presupuestos que son destinados a salud por parte de las diferentes instancias locales y nacionales, vale más una inversión en prevención de delitos, que el pago de procesos judiciales que no logran restituir los daños generados por la delincuencia. Esta inversión en la actualidad no es priorizada por alguna instancia, pese a los diferentes casos de robos o uso indebido de un bien público en centros de salud, los cuales fueron noticia en varios medios de comunicación.
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