La taclla o chaquitaclla continúa siendo utilizada en la agricultura en la comunidad Chujaña, nación Kallayuaya en Charazani, provincia Bautista Saavedra. Este se constituye en el arado más antiguo de la región. La herramienta ha sido la más difundida en el período incaico, pero es anterior ya que su evidencia más antigua está dentro de las culturas de nuestra América.
La utilización de este antiquísimo instrumento agrícola proviene desde los tiempos prehispánicos. Es muy práctico en su uso, pues no hay dificultad para su aprendizaje; necesita sólo de la fuerza muscular y algo de equilibrio para su correcta aplicación.
Los materiales empleados básicos son una madera muy dura y curvada, aunque también existen los que son largos y no curvos; un trozo de madera cruzada que servirá de apoyo al pie; una cuchilla de fierro para cortar la tierra y fibras de cuero, que permitirán unir estos tres componentes.
La chaquitaclla y la raucana son herramientas incas que actualmente se siguen utilizando en la agricultura, especialmente en la tradición andina, ya que por la geografía es imposible utilizar la tecnología actual.
La presencia de la chaquitaclla se remonta a los tiempos lejanos en Los Andes. Guaman Poma de Ayala la menciona y realiza una ilustración del trabajo con la taclla y una curpa, que es un pedazo de madera en forma de mazo, con la cual se despedaza el manojo de tierra que se desprende con la taclla. Así se escondía la semilla en la tierra en la época del Tarpuy, entre 1613 y 1620.
Generalmente son grupos de cinco a siete personas en línea que van removiendo la tierra y se evidencia que tanto la metodología como la herramienta, construidas tanto en Perú como en Charazani, son aptas para Los Andes ya que las montañas son escarpadas.
La taclla es de madera, curva por el mango en la parte superior, y tiene un chuntillo y un apoyo para el pie. Antes se lo realizaba de chutillo, que era un material duro, pero también había de chambi, que es una aleación de bronce y otros materiales.
Si no había materiales se ponía una osamenta de cuerno, la cual se sujetaba con el cuero de llama que procedía del cuello del animal por su versatilidad.
Nosotros hemos heredado esas técnicas de trabajo en nuestra región y tenemos muchas edificaciones que hicieron los Incas. Hay piedras gigantescas que quedaron en la mitad del camino, como si ellos se hubieran quedado a mitad del trabajo. Creo que querían hacer una ciudadela en Charazani, como la de Ollanta Tambo.(Agencias)
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