Cuando una persona es insaciable para satisfacer cualquiera de sus preferencias o gustos, a la postre incurre en avidez, porque no cesa de seguir disfrutando o gozando de aquello que le causa esa conducta o ambición.
Esto no es normal en la mayoría de los seres humanos, porque de una parte han podido saciar sus deseos, pero puede que también consideren que no es posible negar o desestimar a que otras personas tengan la misma posibilidad de cumplir sus ansias.
Esto ocurre generalmente con las personas adineradas, que siempre desean hacer crecer su fortuna, sea de manera normal o irregular, por lo que en el mundo son pocos los que tienen ese privilegio. Empero, en este caso, es una cuestión de orden personal y que puede o no afectar o perjudicar a otras personas o grupos.
Cuando se tiene la misma tendencia en lo político, no es pertinente, porque directamente se afecta al conjunto social o poblacional de una región o peor a un país.
En lo social y lo humano se incurre en un exceso y por tanto casi inevitablemente genera rechazo y hasta condena. Estas reacciones son naturales, porque se atenta contra el ordenamiento legal, por lo que se incide en la ambición descontrolada o desmedida.
Estas consideraciones son motivadas, en la actualidad política del país, porque el presidente Evo Morales ha optado por mantenerse en el poder por otra gestión constitucional más, al haber resuelto volver a hacerse reelegir en las elecciones generales de octubre del próximo año.
Al presente se halla ejerciendo la Presidencia por tercera gestión continuada. Su primer período fue de 2005 al 2009, el segundo de 2010 al 2014 y en la actualidad ejerce el cargo por tercera vez ininterrumpida, de 2015 al 2019.
Doce años de ser Presidente es ya bastante, pero resulta que ahora pretende continuar en el cargo por otro período más, que esta vez sería ya de cinco años, porque la última reforma constitucional ha previsto que las gestiones presidenciales tengan esa duración.
Ostentar el ejercicio del poder por 12 años es bastante, pues ha tenido tiempo de sobra para realizar todo lo que se propuso realizar en la administración del país, aunque tanto tiempo es propicio para emitir una opinión o juicio sobre sus resultados.
En 12 años continuos de dirigir los destinos de la nación es seguro que todos los lectores consideren que pudo hacerse mucho para hacer progresar a la Patria, pero no es así. Bolivia continúa padeciendo el atraso, que dramáticamente se refleja en el hecho de que sigue teniendo a 1.800.000 personas sumidas en la pobreza.
O sea que cuando ingresó Morales al poder teníamos siempre más de un millón de pobres, cantidad que aunque crece limitadamente asciende al 18% de la población, considerando que el total actual de los habitantes de Bolivia es de 10.500.000 habitantes.
En 12 años de Gobierno continuo tal cifra podía haberse reducido siquiera al 50%, pero no sucedió ello, pues casi ni siquiera ha variado, con respecto a datos de hace por lo menos una década. Esto implica que Bolivia sigue siendo tan pobre como sucedía antes de que asuma Morales la conducción de los intereses nacionales.
Ante tal realidad, qué puede ofrecer con cinco años más de gobierno, si en 12 años no ha cambiado la pobreza en el país. Al ocurrir ello, puede ser también el testimonio de los avances o progresos que ha tenido.
Si lo más importante que tiene una nación son sus habitantes, no se ha modificado las limitaciones que arrastra desde hace tanto tiempo, por lo que no es probable que en cinco años más haya una drástica modificación del retraso que persiste en lo que parece ser su destino. Con la persistencia del actual gobierno en la conducción del país por otra gestión más, no es posible esperar que se produzca un cambio, porque esta vez sería como esperar nada menos que un milagro.
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