Café con aroma de solución definitiva

Es recurrente el tira y afloja en plantaciones legales e ilegales de coca y la psicosis que genera afrontar las necesidades de la vida exclusivamente con la producción y comercialización de hojas de coca, cuando se es consciente de que la actividad agrícola, aun proviniendo de áreas permitidas, suscita sospechas. Es debido al destino final que se determine para esas conflictivas e inofensivas, a la vez, hojas, que pueden ser desviadas a procesos químicos ilícitos. Entonces es irrefragable la denotación acertada del masoquismo, que se concibe como aquella perversión por la cual una persona o personas experimentan un placer asociado con el dolor que le inflige a otra persona, o complacencia con el dolor propio.

Y es apropiada la denotación y su acepción porque quien planta, comercializa y genera recursos de sobrevivencia con esa actividad vive, coloquialmente expresado, con el “Jesús en la boca” y, peor aún, inflige sufrimiento a su familia, porque las vicisitudes de la comercialización son diapasones fácilmente percibidos por la familia. Consecuentemente, no se puede traslapar las sobrevinientes contingencias y la persistente incertidumbre.

A esas personas les abrumará el momento en que la fortaleza se debilita sin solución de continuidad y el espíritu vive amordazado, porque la verdad está en la profundidad: la coca es droga, aunque ostente un uso tradicional y hasta sagrado.

Lo precitado tiene la intencionalidad de generar una reflexión en los productores de coca, empero una reflexión verdadera, que no sólo es una meditación comparativa y examinante contrapuesta a la percepción sencilla o los juicios primeros y espontáneos. La reflexión para los productores de coca es, pues, afín a la conciencia, con la intencionalidad de convencerlos (convencer: doblar la voluntad), a que no cambien su actividad agrícola para la cual poseen comprobados conocimientos empíricos, sino para que cambien de semillas por las invalorables y lícitas del café. Es un producto cotizado en los mercados internacionales, con precio siempre ascendente, y cuya producción puede comercializarse con anticipación en diferentes mercados de Europa, EEUU, y hasta en los países limítrofes y extra limítrofes.

Todo lo que se predica y cree firmemente necesita un ejemplo tangible e irrefutable para implementar el cambio, por ello me permito reflejar la actividad exitosa de mujeres que emprendieron la siembra del café de altura, aprovechando que los Yungas tienen uno de los microclimas más completos, admirados y sui generis del mundo.

Es incontrastable que la mujer cuando inicia un emprendimiento, con las vicisitudes y dificultades naturales del inicio, siempre lo concluye con éxito; además de poseer una intrínseca intelección para formarse en el conocimiento profundo del producto y cuando domina la técnica, generosamente transfiere sus conocimientos a sus congéneres.

El proceso después de una sólida formación práctica, desde la siembra, cosecha, selección, trillado y envase del café, similar a una línea de montaje que inició Henry Ford, se desarrolla con sus bebés en las espaldas, que no impide que cumplan su intervención en cada paso, al cual introducen un apreciado valor agregado, que es su máximo cuidado, diligencia y prolijidad en la supervisión. Logran de esa forma que cada escaño del proceso sea perfecto.

Ellas conocen los más inextricables matices de la naturaleza que interviene en el sabor de los granos, seleccionándolos amorosamente y encasillándolos en las tres variedades de café que producen. Huelen y prueban con paciencia jacobina, agudizando los sentidos del olfato y el gusto y registran por escrito las cualidades percibidas y descubiertas en los granos. Después de aprender el tostado del café, se transforman en expertas catadoras, con superlativa destreza para el trillado y el envase.

Estas maravillosas mujeres y madres son conspicuas devotas del cuidado y la educación de sus hijos, preservando la unidad familiar y fundando una estabilidad económica sin sobresaltos ni controles policiales.

Trabajadoras diligentes, madres y esposas, hoy involucradas profundamente por su conocimiento técnico en la producción de uno de los mejores sabores de café de altura, que disfruta de una constante y ascendente demanda de Europa y EEUU, descubrieron la forma de estimular sus vidas, auto valorándose por su laboriosidad, capacidad de asimilación de las técnicas modernas de producción de café, según normas internacionales. Su exhaustiva laboriosidad mejora la calidad de sus vidas y repercute positivamente en el futuro de sus pequeños bebés que ya inhalan los aromas deliciosos del café de mujer que sus madres producen.

El autor es abogado corporativo, postgrados en Alta Gerencia para abogados, Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico, Interculturalidad y Educación Superior.