Reescribiendo el destino

La publicación de una revista denominada “Buena Voluntad”, en Brasil, en la cual se refleja historias de mujeres bolivianas, y de otras nacionalidades, que vencieron los desfallecimientos e infortunios en tierras extranjeras, se ha de constituir en un aliciente para quienes atraviesan por similares problemas. En la misma se señala: la revista dedica estas páginas para presentar otras historias de mujeres que vivieron situaciones de riesgo social, de adversidades y de desafíos. A pesar de todo esto, fueron capaces de superarlas, asumieron su protagonismo social y llegaron a ser personas importantes en su área de acción. Lo común en todas ellas es el deseo de concretar sus sueños; la determinación y el apoyo que recibieron de la Legión de la Buena Voluntad fue un hecho fundamental para que pudieran manifestar su potencial. Provenientes de las clases más pobres y vulnerables de la sociedad, estas mujeres mejoraron no sólo sus vidas, sino también la de su familia y de la comunidad en que residen.

Se debe hacer hincapié en que, según una investigación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), divulgada hace un tiempo, aproximadamente 28,5 millones de latinoamericanos y caribeños viven fuera del país de origen. En este ámbito -afirman- creció la presencia femenina, y a partir de 1980 hubo un significativo cambio en el perfil de la migración, pues no sólo mujeres casadas pasaron a desplazarse, con su familia, de una región a otra, sino también solteras y jóvenes empezaron a salir del lugar de nacimiento en busca de mejores condiciones de vida y trabajo. En tal contexto, acaban por asumir el rol de proveedoras del hogar muchas de esas mujeres, con el fin de vencer una situación socioeconómica difícil.

En dicha revista se revela la historia de dos bolivianas que decidieron cambiar de país y, en ese nuevo contexto, felizmente encontraron a la LBV para vencer sus desafíos. Este ente que apoya a los que migran da cuenta que una de ellas es Soledad Encinas, quien a los 15 años, en 2005, salió de La Paz, para encontrarse con su madre que vivía hacía ocho años en Buenos Aires, capital argentina. La adaptación de ella a la nueva patria fue difícil “porque las personas eran diferentes, la comida, la cultura, todo diferente”, recuerda. Al transcurrir los años construyó su familia y se sumaron las dificultades, pues es madre de cinco niños. Entonces encontró a esta entidad benefactora que le tendió la mano. Hoy a sus más de 25 años, Soledad experimenta la posibilidad de crecimiento profesional y exclama “gracias a la LBV es que me siento bien hoy, pues antes nunca había tenido un amigo; son mi familia”. La otra historia es de Melvi Janete Callisaya Conde que nació en La Paz, y que en abril de 1998, junto a sus padres desembarcó en Brasil, fijó su residencia en Sao Paulo. Y de igual manera, de no ser por el apoyo de esta institución, habría continuado pasando hambre y miserias. Se educó en el Complejo Educativo de la entidad, y hoy a sus 24 años es profesora, y cursa su segunda carrera.

Es por ello que en la Legión de la Buena Voluntad se habla de “reescribir el destino” y “hora de recomenzar”, por lo que ambos términos ciertamente deben servir de aliciente y gran fuerza espiritual a quienes están sumergidos en horas tan difíciles que quizás les parecen un ensañamiento del voluble sino, para así cambiar su propia historia.