Después de una denuncia anónima, se recuperó en Santa Cruz al menos 70 obras de arte, que datan de los siglos XVII al XX, la mayoría de ellas de corte eclesiástico. Fueron incautadas en un domicilio de la capital cruceña y se presume que las piezas iban a ser comercializadas de forma ilegal en el exterior del país.
Las invaluables obras de arte incluyen pinturas, platería, esculturas, retablos de templos e instrumentos musicales, las que han sido identificados que pertenecen a los siglos XVII, XVIII y XX.
La característica común de la mayoría de las piezas es de pertenencia eclesiástica (del Tata Santiago), por lo que se presume que corresponde a templos alejados de las capitales, es decir de las capillas provinciales y exhaciendas del occidente del país.