Antisociales convierten derruido mercado en foco de inseguridad

Un olor nauseabundo y fétido se advierte en el interior de lo que alguna vez fue el mercado La Bolita, ahora convertido en un improvisado garito de antisociales que convirtieron el lugar en un peligroso foco de infección e inseguridad ciudadana. La directora de Mercados y Comercio en Vía Pública, Paola Valdenassi, informó que la Alcaldía se encuentra en constantes reuniones con los vendedores para recuperar el espacio.

Luego de su inauguración en 2008, en la gestión del alcalde Juan del Granado, la infraestructura que se asemeja a un domo, comenzó a presentar profundas rajaduras en su estructura y principalmente en los precarios muros. Se sabe que el mercado fue construido en lo que antes era un basural.

Este hecho motivó a que un grupo de 22 comideras abandonen el lugar y desde hace diez años se instalaron en el frontis del Teatro al Aire Libre en precarias condiciones de higiene, exponiendo a la población a contraer enfermedades gastrointestinales por la inadecuada manipulación de la comida.

EL DIARIO llegó hasta el lugar y comprobó el abandono y las condiciones de insalubridad de este ambiente que es utilizado como un “refugio” de grupos de antisociales que se dedican al consumo de drogas y alcohol.

El improvisado proyecto de mercado La Bolita en pleno centro de la ciudad, ahora se convirtió en un peligroso foco de insalubridad por lo que las vendedoras del comedor popular piden a la Alcaldía demoler la infraestructura.

INSEGURIDAD

Un forado tapado con calaminas es el acceso al interior de lo que antes fue un mercado popular. Los vidrios del domo fueron rotos y los cubículos de los comedores y puestos de venta fueron ocupados por grupos personas en situación de calle.

La basura inunda el lugar. Una simple mirada permite advertir el descuido y dejadez de las autoridades municipales que han dejado el lugar al dominio de grupos de alto riesgo para la zona, cuando la comuna tiene personal y recursos financieros para revalorizar el lugar.

La delincuencia se apropió de la penosa construcción que en altas horas de la noche es escenario de riñas y peleas entre grupos que se disputan el acceso al lugar.

“De ese lugar salen en las noches a robar son muchos los que se reúnen entre hombres y mujeres. Hemos llamado a la Policía pero no hacen nada para retirarlos de ese lugar o clausurarlo. Hace un año ya lo han incendiado”, se quejaron las vendedoras del mercado.

La presencia de la Estación Integral Policial (EPI), en la avenida del Ejército, no contribuye a reestablecer el orden. Al parecer estos grupos actúan ante la indiferencia de las autoridades policiales.

DEMANDA

Las vendederas de comida del popular mercado La Bolita, ubicado al lado del Teatro al Aire Libre “Jaime Laredo”, demandaron a las autoridades municipales una mayor atención por las incomodidades con la que trabajan desde hace diez años.

“Las autoridades de la Alcaldía se olvidaron de nosotros. En 2008 han destruido los muros, los anaqueles y hasta el baño con la promesa de darnos un mejor lugar para vender pero hasta ahora no hay nada. El mercado no ha durado ni un año, se ha rejado y hemos tenido que abandonar el lugar”, dijo Rosario Romero, dirigente del grupo de vendedoras.

DIÁLOGO QUE NUNCA ACABA

La directora de Mercados y Comercio en Vía Pública, Paola Valdenassi, informó que la Alcaldía y las comideras del exmercado “La Bolita” acordaron continuar el diálogo en procura de resolver el problema. El problema data de 2008. Las afectadas señalaron que durante 10 años enviaron, sin éxito, notas a las autoridades solicitando la demolición y reconstrucción de la infraestructura. En varias oportunidades bloquearon la Avenida del Ejército, demandando ser escuchadas por las autoridades de la comuna.

La funcionaria explicó que se inició acciones penales contra la empresa responsable de la edificación, aunque no abundó en mayores detalles sobre el estado del proceso. En 2017 el Ministerio Público ordenó el precintado de la edificación y la Alcaldía retomó posesión del lugar, pero grupos de antisociales ocupan lo que queda de la construcción creando inseguridad ciudadana a los vecinos de los alrededores.