Crecimiento peligroso de la deuda externa

Cuando han pasado los tiempos de auge financiero y es preciso vivir con lo poco que se tiene, resulta preocupante y peligroso que el gobierno esté empeñado en incrementar la deuda externa del país. Hay anuncios en sentido de que “habrá un nuevo endeudamiento de 2 mil millones de dólares” para la presente gestión, conforme se anuncia en el presupuesto fiscal. A principios de esta gestión, el Ministro de Economía anunció: “este año habrá un préstamo de más de 2 mil millones de dólares. En 2016 la deuda externa pública cerró con obligaciones por alrededor de $us. 7.500 millones y a diciembre de 2017 la misma subió a $us. 9.400 millones”.

Según el Viceministro del Tesoro: “De acuerdo con los datos de la Memoria de la Economía Boliviana 2017, una proporción del 43 por ciento está destinada a infraestructura de Transporte, 18% es para gasto multisectorial, 7% a saneamiento básico y 4% al sector agropecuario”. El nuevo endeudamiento para este año “sería similar al ejecutado en 2017 que llegó a $us. 2.397 millones, de los cuales 41,7% provino de la emisión de bonos soberanos, 45% de fuentes multilaterales y 12% de préstamos bilaterales”. El mismo funcionario aclaró: “la deuda externa adquirida es sostenible, aunque toda obligación de esta naturaleza con sus respectivos intereses hay que pagar, además que el 23 por ciento se atribuye al llamado “Producto Interno Bruto” (PIB) el mismo que al concluir 2017 subió al 25 por ciento”. A mayo la cifra desembolsada alcanzó a 9.575 millones de dólares, pero si se desembolsara la suma contratada el stock de la deuda externa para la presente gestión llegaría a $us. 11.000 millones” (ED 31-7-18).

Es innegable que prestarse cuando hay la suficiente producción y disponibilidad de dinero, resulta bueno siempre que se invierta en algo rentable, en lo que asegure el honrar los préstamos contraídos; pero cuando no hay inversiones ni hay producción y las exportaciones han bajado considerablemente, todo préstamo que se contraiga incrementa la deuda externa que, luego, al vencimiento, resulta difícil de honrar. El gobierno, de acuerdo con los estudios de sus autoridades económicas y seguramente con asesoramiento del Fondo Monetario Internacional, habría previsto todas las contingencias que derivan de un excesivo endeudamiento.

En todo caso, lo que la colectividad requerirá en todo tiempo es que haya informaciones claras sobre el estado de la deuda y sobre las inversiones realizadas; de otro modo, el problema resulta crucial porque podría llegar la situación en que no se tenga seguridad de con qué dinero se pagará lo que, además, incluye intereses generalmente altos, como es el caso de los bancos comerciales. Se requiere prudencia y claridad en todos los aspectos económico-financieros del país y esto en beneficio del propio gobierno, que con base en los informes pormenorizados, sabrá a qué atenerse.