El desarrollo y crecimiento del país no será posible solamente con base en el sector extractivo, como ser la explotación de petróleo, gas y minerales; será, en gran medida, sobre la base del comportamiento del sector privado que, en realidad, se convierte siempre en motor para avanzar hacia adelante.
Hay tendencias muy marcadas en muchos organismos del gobierno por amparar a las empresas del sector público, pese a que se ha demostrado que muchas de ellas arrojan pérdidas en su gestión; sin embargo, gestión tras gestión hay situaciones deficitarias en esas entidades que, en todo caso, han sido creadas como parte fundamental de ingresos que debe recibir el gobierno para una buena administración del Estado.
El empresariado privado, en sus sectores mediana y pequeña empresa, requiere de mucho apoyo y comprensión; por ello, no correspondería que haya presiones en el campo tributario y, por el contrario, que las facilidades que existan se extiendan por más tiempo y, tal vez, con menores intereses, para alivianar la situación de la mayoría de estas empresas que se encuentran en precaria situación y sin poder cumplir con sus obligaciones con el fisco -habrá algunas con los municipios- por carencia de liquidez financiera.
La mediana empresa y las pequeñas son la base de las grandes empresas porque, especialmente en países del Cuarto y Tercer Mundo, son este tipo de empresas que han alcanzado situaciones de crecimiento que les permita convertirse en entidades grandes y con posibilidades de expansión y, sobre todo, de creación de empleo.
El mismo empresariado grande precisa, en todo caso, de apoyo para cumplir con sus obligaciones sociales y con el fisco, al que debe pagar normal y puntualmente sus impuestos. Este empresariado, mientras más apoyo reciba de las autoridades, más fácilmente encontrará los caminos del crédito para modernizar su maquinaria y, con ello, aumentar la producción y crear más empleo; dos factores que el país requiere con urgencia, porque la nación en su totalidad requiere que el sector privado sea apoyo decisivo para el desarrollo.
Es preciso, además, incentivar a quienes poseen dinero para que inviertan en la creación de nuevas fuentes de producción, fuentes que no sean competitivas con las existentes, sino que cubran rubros aún no explotados, pero que tienen mercado en el país y, por ello, se importa mediante los sistemas legales y por la acción del contrabando. Crear nuevas empresas es, positivamente, el mejor medio para combatir a la economía ilegal, para capacitar al personal y crear fuentes de empleo que, a su vez, implique ampliación de negocios con la apertura de nuevos mercados. El gobierno, en nuevas políticas que asuma con miras a aumentar la producción, tiene que apoyar y no restringir al sector privado que, en definitiva, será siempre el pilar número uno del desarrollo.
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