¿Matar el tiempo?

Gabriel Astorga (*)

Hace poco, un amigo me comentó que para “matar el tiempo”, se pone a leer algo, revisa sus chats o simplemente navega por la web.

En un mundo donde el tiempo es un bien escaso, “matar el tiempo” equivale a tener minutos libres, a tal punto que sobreviene el aburrimiento (para algunas personas), entonces se disponen a “eliminar, asesinar o liquidar el tiempo que les sobra.

Confieso que miré con extrañeza a mi amigo, a él le sobra tiempo y a mí me falta tiempo, entonces recordé a Albert Einstein, para quien el tiempo era relativo.

Einstein dijo: “un segundo agarrando unas brazas ardientes en una mano nos parece una eternidad, en cambio una hora al lado de una mujer hermosa nos parece un minuto”.

Mientras miraba el impávido rostro de mi amigo… recordé que de niño, los días, los meses y los años me parecían una eternidad. Hoy, en la edad adulta, los calendarios duran muy poco en mi escritorio o en la pared de mi habitación.

Jamás podría utilizar una frase tan desafortunada como “matar el tiempo”, porque no me sobra tiempo. Ojalá pudiera “multiplicar el tiempo”, desearía “ralentizar el tiempo”, quisiera que el día tenga más horas, o que las horas tuvieran más segundos.

De todos los bienes preciosos que tenemos los humanos, el tiempo es el único que no se puede recuperar, por lo tanto debemos saberlo utilizar.

Como decía un anuncio de coches que escuché hace mucho tiempo:

“Supongamos que cada mañana usted se encuentra 1.440 dólares. Puede regalarlos, divertirse con ellos o quemarlos. Pero los que no use al final del día desaparecerán. Así funciona la vida, la diferencia es que lo que usted encuentra cada mañana no son 1.440 dólares, sino 1.440 minutos”.

* Director ejecutivo de Xperticia. Empresa de Capacitación y Asesoramiento en Comunicación.

(www.xperticia.net)