Cuestión de fe

Abstraídos en la reedición del ensayo histórico “Influencia histórica de Bolivia en América” de Guillermo Riveros Tejada, cuya primera edición vio la luz en 1964, y trata de un interesante, como original recuento de aquellos acontecimientos que se originaron en nuestra Bolivia, con innegable repercusión en países del continente y del mundo, como: el descubrimiento de la riqueza del cerro de Potosí, uno de los sucesos más importante en la historia de las colonias españolas; los primeros gritos libertarios; la Revolución Nacional, etc. Hemos querido añadir algunos otros hechos que se dieron después de esa fecha, y que -aunque parecieran nimios- colocaron a Bolivia en las primeras planas de la prensa mundial, y tuvieron innegable influencia en el devenir de muchas naciones.

Es el caso del secuestro de una aeronave por presos falangistas, que eran conducidos desde la ciudad de Santa Cruz a los campos de concentración del altiplano orureño, constituyéndose en el primer acto de piratería aérea que se dio en el planeta; o la victoria de nuestras FFAA sobre la guerrilla del Che Guevara, dando al traste con la teoría del foquismo, que proponía la extensión de la revolución castro-comunista, a todos los países del continente, mediante pequeños focos guerrilleros.

Siguiendo ese enfoque trazado, recogimos hace unas horas el sorprendente anuncio del Papa Francisco procediendo a la canonización de Nazaria Ignacia March Mesa, una santa que vivió en Oruro-Bolivia, y no dudamos ni un instante en incluir este notable hecho en la lista de aquellos que confieren a nuestra patria, un indiscutible renombre internacional y nutren el contenido de nuestra obra.

En medio de un ambiente político donde reina una peligrosa polarización generada por el irrespeto a la constitución y a la voluntad de los pueblos expresada en un referéndum, surge la figura de esta santa, hija de una familia obrera española, que hace 106 años estableció Oruro como su primer destino, permaneciendo allí por más de 12 años cuidando ancianos, para luego fundar la Congregación de Misioneras de la Cruzada Pontificia, que ella calificó como una cruzada de amor en torno a la iglesia; este emprendimiento se expandió en 21 países de cuatro continentes, comprometiéndonos a una enorme gratitud por esa labor evangelizadora y misionera.

En momentos en que la iglesia católica atraviesa por una crisis generada por algunos de sus prelados, (nada comparable a las que atravesó y logró vencer a lo largo de su milenaria existencia), surge la memoria de nuestra hermana Nazaria Ignacia como ese ser que, guiado por el Espíritu Santo a nuestro país, inició un camino evangelizador y transformador comprometido con los más pobres y marginados, haciendo del mundo su campo de acción, para anunciar el Evangelio con obras y palabras y en dicha tarea lanzó también a nuestro país al escenario mundial, como la cuna de este portento. Una verdadera Cuestión de fe.