Me parece que nadie se equivocaría si advierte que entre los bolivianos prevalece el pesimismo. Casi todo les parece difícil y malo, se podría llegar al extremo de opinar que hasta de sí mismos los bolivianos no están conformes.
En estas condiciones no le sonríen siquiera a la vida, cuando ella es tan atractiva y hasta se puede considerar que es bella, pero a eso no llegan, porque pareciera que buena parte de los bolivianos tienen el ánimo duro y el gesto agrio.
Por lo general son más los que protestan y están disconformes, que los que siquiera le sonríen a su existencia y la sobrellevan a pesar de todos los avatares que pudieran enfrentar. En estas condiciones, triunfan la amargura y el descontento.
Peor todavía, se sienten frustrados y se dedican a emborracharse, como si no tuvieran conciencia de que están dañando su salud, haciendo sufrir a los suyos, botando a la basura los ingresos, muchos o pocos, que reciben por su trabajo.
Así no gozan de la vida, malbaratan su propio ser y desprestigian a la sociedad de la que son parte. Pero eso sí, hablan contra los demás o se limitan a decir que este es un país pobre y, por tanto, de pobres. Es como si se sintieran ajenos a lo que ellos mismos crean o producen: atraso y pobreza.
Hay también quienes piensan que todo lo tienen que recibir, sin considerar que lo mejor en la vida es dar, aunque sea un pedazo de pan o un limón. Cabe insistir en que lo mejor que se puede hacer en la existencia es dar, ya sea solo cariño, que es inmaterial, pero que su valía es como si fuera millonaria.
No se trata de envanecerse o considerarse que se es más, por el contrario, aun siempre dando debe quedar el sentimiento de que fue poco, que se pudo dar más, que nunca es suficiente lo que se pueda ofrecer a los suyos y a los demás. La gratificación consiste en tener el espíritu tranquilo, si acaso no satisfecho, pero sin que esto implique un costo ni algo que se presuma que se gratifica al ego.
Más bien, la sensación que quede es que pudo dar más, porque en esto no debiera haber medida ni límite alguno, mientras en lo íntimo se piense o sienta que lo deseable habría sido dar un poco más. El alma de todos los seres humanos es generosa, de manera que corresponde actuar en consonancia con ella.
Todo esto constituye la contraparte del pesimismo y como se podrá advertir, otras luces más se encienden y le confieren a la vida la suprema calidad de ser y tener también el espíritu propenso al optimismo, o por lo menos a gratificarlo con un comportamiento muy humano, como decía un célebre filósofo.
En rigor de verdad, la vida es breve, entonces hay que sobrellevarla con entusiasmo, alegría y optimismo. A las adversidades, que siempre se presentan por una variedad de motivaciones, hay que saberlas enfrentar con el ánimo tranquilo y razonando, entendiendo que son propias de la naturaleza humana, por tanto no cabe abrumarse con la amargura y la insatisfacción, porque éstas son también las acompañantes de la existencia, las que ponen a prueba el carácter y la capacidad de razonar y encontrar aquello que se repite, el justo medio, que pone a prueba la templanza y el equilibrio mental.
Siempre hay adversidades, pero jamás tienen que doblegar a la totalidad del ser. Pueden abrumar los sentimientos circunstancialmente, pero queda siempre el razonamiento, con el que se puede explicar las causas, motivaciones o circunstancias en las que se presentan. Por lo tanto, tienen su lugar y sus efectos anímicos, pero no al extremo de perder la razón y el buen juicio, menos la templanza, que es la fuente del equilibrio y la sensatez.
Puede que se tenga experiencias penosas y quizás hasta muy difíciles de sobrellevar, pero lo apropiado es no hacerse vencer con ellas. Así como en los deportes, se tiene que poner en juego las defensas, con las que se sobrelleva las adversidades y luego poner también en acción los ataques, esto es las reacciones y con ellas salir de los atolladeros y luego ponerse a la vanguardia, al ataque, que en los seres humanos son la fortaleza de ánimo, la templanza y con estos recursos anímicos que todos los seres humanos tienen, vencer los contratiempos, dificultades y los sinsabores.
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