El segundo aguinaldo dispuesto por el gobierno tanto para el sector público como para el privado, será más o menos de 4.751 millones de bolivianos (682,6 millones de dólares) que, en las condiciones de pobreza en que se debate el país, resulta un gasto contrario a toda previsión de tino y prudencia. Pagar ese monto que si bien beneficiará en lo personal a quienes perciben sueldos o salarios mensuales, resulta contraproducente para la economía.
Tan solo el sector público gastará en el “doble aguinaldo” el monto de 2.665 millones de bolivianos y, casi con seguridad, lo hará sobre la base de utilizar parte de las reservas, a préstamos contraídos en el exterior y con cargo al déficit; en cambio, el sector privado tendrá que hacerlo contrayendo préstamos o utilizando parte de reservas que haya logrado con fines claros: reposición de maquinaria, compra de materia prima, aumento de la producción, diversificación del trabajo y, casi con seguridad, incremento del empleo; en otras palabras, el sector privado tendrá que ser restrictivo en todo lo que deba hacer o tenía la intención de llevar a cabo.
Las consecuencias del doble aguinaldo son múltiples: en primer lugar, disminuirá las utilidades empresariales; en segundo, dará lugar a que se fortalezca y crezca más el contrabando; en tercer lugar, evitará la creación de nuevos empleos y, en casos, verá si sigue manteniendo las planillas actuales; en cuarto lugar, desincentivará las inversiones tanto nacionales como foráneas; en quinto lugar, aumentará los costos de producción; en sexto lugar, ocasionará que el sector público aumente el déficit; en general, aumentará la pobreza.
Algunas autoridades creen que el doble aguinaldo resulta, en las actuales circunstancias, una inversión y lo cierto es que es, en toda forma, un gasto; gasto que determinará que los costos suban y lo que se produzca en bienes y servicios tenga mayor costo que en el comercio dará lugar a alzas en los precios de todo lo que se vende. El doble aguinaldo beneficiará a quienes lo reciben y no siempre éstos lo invertirán o convertirán en un instrumento que implique desarrollo financiero personal y menos general. Este beneficio contribuirá a debilitar la economía de empresas de servicio y al comercio que venda productos de uso y consumo; pero más a la corta que a la larga, complicará la economía empresarial y agravará la pobreza de muchos sectores.
Además, el doble aguinaldo resulta ser discriminador porque favorece solamente a una parte de la población dejando al resto, que es la mayoría, sin el beneficio. Finalmente, la medida ocasionará un proceso inflacionario que podría tener imprevisibles consecuencias porque, casi con seguridad, aumentará el costo de vida a partir de los primeros meses del año próximo, si no es antes.
Dictar esta medida, beneficiosa nominalmente para pocos y contraria, por sus consecuencias, para los más, tan solo por razones electorales, no es justa, ni conveniente ni responsable.
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