Temas puntuales

La nacionalización de las minas, de propiedad de los “Barones del Estaño”, en fecha 31 de octubre de 1952, significó la recuperación de la riqueza mineralógica, para que su explotación y sus beneficios, vayan a favor del Estado y pueblo boliviano. Las banderas de la revolución nacional propiciaron esa medida considerada vital e histórica al correr el siglo pasado.

Hasta entonces quienes se beneficiaron con la explotación estañífera, en el país, fueron unos cuantos privilegiados. Pocas familias, obviamente, con capitales en el exterior.

Mientras la mayoría, de una población nacional estimada en 3.019.031 habitantes (*), subsistía postergada en sus genuinas aspiraciones de mejores condiciones de vida. Sólo los desposeídos alimentan aspiraciones y no así los poderosos, que imponen sus designios.

Esa conquista se suscribió a seis años, aproximadamente, de haber sido publicado “Pachacuti y Otras Páginas Polémicas” (1946), en cuyos renglones el autor, Fernando Diez de Medina, denunció a Patiño, a Hoschild y Aramayo, por defraudación de impuestos.

Diez de Medina levantó el dedo acusador en contra el poder económico. Es decir en contra de quienes determinaban, en el marco de sus intereses, el destino nacional. Había logrado herir, con su denuncia, al coloso de la minería, que tenía como títeres a gobernantes, ministros, parlamentarios, embajadores, curas, etc. Había dejado el camino expedito para que la revolución nacional ejecute la caída del Superestado Minero.

“Pachacuti” fue la voz de un genuino nacionalista o la denuncia de un acérrimo defensor de los supremos intereses nacionales. Diez de Medina, por lo visto, no actuó a medias tintas. Ahí radica su mérito patriótico.

Y Antenor Patiño, hijo de Simón I. Patiño, conocido como el “rey del estaño”, declaró, en 1968, que su fortuna había alcanzado los tres mil millones de dólares.

Él, con los capitales que exportara fuera del país su progenitor, se constituyó en uno de los hombres más ricos del planeta. Con su poder económico manipulaba a políticos, a juristas y otros, en un medio social, cultural y político, diferente al nuestro.

Con inversiones en diversos países, posiblemente su estilo de vida, fue la “dolce vita”. Es que por la plata, baila el mono y por el oro dueño y todo. Mientras los hijos de ex trabajadores de la Patiño Mines and Enterprises Consolidated Incorporated inc., que data de 1924, se vieron frustrados, en sus sueños de alcanzar un futuro mejor.

Es que no contaban con posibilidades económicas para avizorar nuevos horizontes ni para emprender actividades empresariales. Se resignaron a vivir en la austeridad.

En suma: he ahí temas puntuales que están relacionados con el destino nacional.

(*) 1950: Censo de población y habitación.