Denuncias muy serias circulan sobre el hecho de que personas “inescrupulosas” estafan a padres de familia cuyos hijos pretenden ingresar a la Academia Nacional de Policías; les cobran entre dos y diez mil dólares “por obviar trámites debido a las amistades que tienen tanto en el ejército como en la policía”. Investigaciones realizadas por la Felcc han establecido que varias personas aprovechan la credibilidad de algunos padres de familia que se prestan a pagar sumas exorbitantes para asegurar el ingreso de sus hijos a la entidad policial.
Cabe recordar que muchas veces en el pasado se ha denunciado este tipo de estafas, cometidas por quienes ingresan en el campo de la delincuencia para cobrar lo que está prohibido, lo que no permiten las leyes, porque el ingreso a la Anapol simplemente está regulado por disposiciones claras que no establecen pago alguno por ingresar a cualquier instituto policial. Las autoridades de la policía previenen a los padres de familia sobre actividades delictivas que, lamentablemente, abundan, porque hay padres que no quieren o no pueden someterse a las reglas establecidas.
La Policía, se dice, en ningún caso podría aceptar el ingreso de quienes han pagado para ser componentes de la Anapol; piden que cualquier infracción a los reglamentos sea denunciada y no se acepte que la corrupción los salpique, dando curso a extorsiones como las que se hace. Señalan que muchos jóvenes ingresan sin saber que, previamente, sus padres han tenido que “pagar un lugar en la Academia” para estudiar la carrera policial (ED 25-9-18).
El hecho es bastante grave y correspondería que las autoridades del Ministerio de Gobierno investiguen y establezcan, así sea mínimamente, quiénes han caído en la tentación de conseguir un puesto en la Policía o en cualquiera de sus instituciones de capacitación. No parar este tipo de delitos es crear antecedentes para que surjan más delincuentes dedicados a la actividad delictiva de “comprar sitios” en la Policía.
Padres que caen en la tentación de aceptar a “tramitadores” lo que deben hacer es acudir directamente a las autoridades de la Policía y denunciar la posible extorsión; pero, lamentablemente, señalan algunos, “no siempre es posible entrevistarse con algún jefe que ‘está tan ocupado’ que la audiencia que conceda “tardaría el tiempo que demora un alumno en conseguir un grado”. Señalan que los jefes policiales tienen que “darse tiempo” para atender al público que requiere de ellos para sentar denuncias graves y que, de todos modos, incumbe a la misma moralidad de la institución. Es que no atender las denuncias es, simplemente, socapar el delito y sentar precedentes que, de todos modos, comprometen a la entidad.
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