Ecuador
Quito.- La fuga de un exresponsable del régimen de Rafael Correa acusado de corrupción y que habría contado con colaboración interna, ha desatado las alarmas en el Gobierno de Lenín Moreno, que ha lanzado una cruzada para depurar las instituciones ecuatorianas de elementos afines a su antecesor.
El jefe del Estado no ha dudado en emplear los términos de “mafia” y sus asesores hablan de “fanáticos” y “topos” de una red de seguidores de Correa dispuestos a hacer todo lo que esté en su mano para garantizar que los casos de corrupción sigan impunes y que aún campan en los diferentes ministerios y organismos del Estado.
“La fuga de un sospechoso es evidencia de una traición enquistada en nuestras dependencias. Hay un proceso de investigación en marcha y daremos con los responsables”, manifestaba esta semana Moreno en una emisión de cadena nacional.
Se refería a la fuga de Fernando Alvarado, exsecretario de Comunicación de Correa, procesado por un delito de peculado (malversación de fondos públicos) y que logró zafarse del grillete electrónico que portaba desde el pasado mes de agosto, extremo que confirmaron las autoridades ecuatorianas hace una semana.
Su huida a otro país -según explicó el fugitivo en un video-, levantó las alertas en el Ejecutivo de Moreno, que ha hecho de la lucha contra la corrupción en el Gobierno de Correa (2007-2017) una política de su Administración, y ordenó la suspensión de toda la cadena de mando responsable de su custodia.
“Nos ha golpeado la mafia, nos han engañado los estafadores de siempre”, pronunciaba Moreno antes de afirmar que hay delitos en todos los sectores del Estado y acusó a sus antecesores de “haber creado una administración con tentáculos de ignominia y corrupción”.
Alvarado levantó en su última cinta conocida el viernes aún más la ampolla al asegurar que logró escapar de la medida cautelar de vigilancia gracias a un colaborador interno.
“Si usted conociera al ser que me ayudó a librarme de ese grillete no lo creería...!Está tan cerca suyo, pero tan cerca suyo! Y conociendo todo lo que me estaban haciendo a mí, hizo un acto de justicia”, señaló el prófugo.
La respuesta no se hizo esperar y ese mismo día su sucesor como secretario de Comunicación, Andrés Michelena, manifestó en Twitter que el “prófugo Alvarado en su clandestinidad sufre delirios (alteración mental, provocada por una enfermedad o trastorno, que produce desorden de ideas y alucinaciones)”.
Esta guerra psicológica, a decir de los analistas, puede tener a varios altos funcionarios en el objetivo, pero distinguir entre quién es realmente leal a Moreno y quién no es un quimera.
En definitiva y como resalta el diario quiteño El Comercio, todo el alto funcionariado gubernamental tiene un pasado correísta, que habrían sabido cambiar de chaqueta oportunamente.
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