Mal que puede afectar en cualquier momento
Los enfermos se quejan porque la familia los abandonó, después de haber quedado sin bienes, algunos parientes temen que el mal sea contagioso
A Filomena Condori (36) le detectaron cáncer avanzado de mama. Su pareja y padre de sus cuatro hijos en lugar de apoyarla la trata con indiferencia y hasta le negó colaboración para que siga con su tratamiento.
La mujer relata que hay días en que los dolores son insoportables y le arrancan gritos por la angustia. Cuenta que antes de ser diagnosticada con cáncer vendía verduras en diferentes calles de la zona Villa Fátima, pero ahora no puede hacerlo porque se siente débil por las sesiones de quimioterapia. “Por mis hijitos sigo luchando. A veces me lloro con ellos, pero mi esposo me aleja porque piensa que puedo contagiarles mi cáncer”, lamenta.
Según el informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), sobre la situación de las personas con cáncer con datos del Ministerio de Salud, entre 2011 y 2016 se registraron alrededor de 93 mil casos de cáncer, un promedio de 18.600 casos por año, es decir que 14 personas por día entre hombres y mujeres.
El investigador del Cedla, Bruno Rojas, explica que al Hospital de Clínicas, 7 de cada 10 personas recurren en busca de atención son mujeres.
“Esto refleja en términos generales que el 65% de la población afectada con cáncer corresponde a la mujer. Esa situación lleva a que las féminas padecen más cáncer cervicouterino y de mama que son las principales causas de muerte”, afirma.
SIN POLÍTICAS PÚBLICAS
Rojas remarca que el problema del cáncer en el territorio nacional y el drama que viven miles de bolivianos afectados por esta “enfermedad del siglo XXI” tienen que ver con la profunda crisis del sistema de salud, particularmente en salud pública, y a causa de la ausencia de una política nacional de salud integral que debería ser asumida como principal estrategia de Estado.
“La ausencia de políticas públicas impide, lamentablemente, que estas personas no puedan tratarse y curarse de esta enfermedad que además tiene un alto costo”, afirma el especialista.
Para seguir un tratamiento, los pacientes con cáncer necesitan entre 45.000 y 65.000 bolivianos para costear sus sesiones de quimioterapia, radioterapia o braquiterapia, según informe del Cedla que también entrevistó a diferentes enfermos del Hospital de Clínicas de la urbe paceña.
Algunas veces, las personas deben deshacerse de todos sus bienes para pagar el tratamiento con la esperanza de curarse y calmar sus dolores, pero en el proceso muchas veces son abandonadas o aisladas por su familia, como es el caso de Juan (59), paciente del nosocomio miraflorino y oriundo del municipio de Sorata. Hace cinco años fue diagnosticado con cáncer en el ojo y en su afán de curarse tuvo que vender sus propiedades, terrenos y herramientas de trabajo. Ahora vive junto a su esposa en la casa de un familiar.
Esa situación lo deprime porque tuvo que abandonar a dos de sus tres hijas en Sorata con otro pariente.
“Todo he vendido para curarme, pero por más que hice he perdido mi ojo y nos hemos quedado en la calle, a veces no tenemos ni para comer. Mis hijas se han quedado con sus tías, pero es difícil ir a visitarlas porque ni tu familia te quiere apoyar, cuando me ven piensan que les puedo contagiar mi enfermedad, me ven mal”, dice.
El hombre acaba de enterarse hace unas semanas que su esposa y compañera de vida también tiene cáncer de cuello uterino. Esa noticia le causa frustración porque dice que ya no tienen dinero para dar batalla.
“Mi señora también tiene cáncer, en dos semanas se va saber si es maligno o no. Ella (su esposa) me ha dicho que si es maligno se va ir al campo a morir porque ya no tenemos plata, mi hijita menor me da pena tiene 15 años, con quién se va a quedar”, explica.
El investigador lamenta que si bien el Plan Nacional de Prevención y Control del Cáncer fue anunciado por el Gobierno a principios de 2017, hasta ahora no se ha concretado ni trabajado en su implementación y por esa situación, los enfermos se ven obligados a afrontar su situación sin apoyo o buscando en fundaciones.
La situación es más dramática para los pacientes de escasos recursos y del área rural.
La representante de los enfermos con cáncer, Rosario Calle, cuenta que hay varios enfermos que vienen del área rural que venden sus ganados para costear su tratamiento, pero cuando no lo logran deciden abandonar sus curaciones y se resignan a “esperar la muerte”.
CRISIS EN RADIOTERAPIA
Desde el año pasado, los pacientes no solo tuvieron que afrontar sus dolores y falta de dinero para costear su tratamiento, sino que por falta de especialistas y fallas en los equipos, la Unidad de Radioterapia del Hospital de Clínicas dejó de atender a los enfermos.
Esa situación se prolongó por más de ocho meses, tiempo en que los pacientes no recibieron tratamientos. Las autoridades se comprometieron a firmar un acuerdo con otra clínica privada de El Alto, pero no fue suficiente para todos los enfermos, algunos no podían conseguir el dinero o simplemente ya era tarde para otros porque ya había avanzado el cáncer durante el tiempo que no recibieron las sesiones.
Marchas, huelgas de hambre y bloqueos tuvieron que protagonizar los enfermos para ser escuchados por el Gobierno que recientemente anunció que pagará los tratamientos de Radioterapia durante un año.
Sin embargo, hasta la fecha al menos 22 enfermos murieron este año por falta de atención oportuna. Los pacientes piden que el Ministerio de Salud cumpla sus promesas y construya el nuevo centro oncológico en el nosocomio miraflorino que debía haber iniciado en agosto pasado. (ANF)
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