Buscando la verdad
“No hay que festejar cumpleaños, saben por qué, porque en nuestra vida menos un año más, por tanto, en vez de festejar hay que llorar, hay que arrepentirse, no hay nada que festejar”, dijo el presidente Morales al ser festejado por su onomástico (“Evo cumple 59 y dice que en vez de festejar hay que llorar y arrepentirse”, El Deber, 27.10.18).
Pensaba que esta columna iba a versar sobre economía, hasta le había pedido información y prometido a mi amigo Pablo Mendieta que hablaría sobre un reciente Foro del CESC en que participamos (“Análisis de la situación económica en Bolivia”, 26.10.18), pero leer lo antedicho me cautivó y, como me gusta escribir sobre lo trascendente, comentaré lo dicho por el Presidente.
No sé si le habrá ocurrido a Ud., pero a mí me pasó y por lo visto a otros les pasa también. Hay quienes filosofan cuando ello acontece; otros se preocupan grandemente; y, hasta hay quienes tratan de impedir el inexorable paso del tiempo, como si pudieran.
El cumplir 50 años me llevó a ver el gran tiempo transcurrido y que por delante tenía menos tiempo por vivir -fue un golpe de conciencia- no me desesperé, hice un repaso de mi vida y viendo lo que me quedaba, me propuse mejorar y cumplir mi misión de vida según la buena voluntad de Dios, que es agradable y perfecta.
Lo cierto es que lo dicho por el presidente Morales, tiene sentido. Viene a ser la versión coloquial de lo sentenciado por el sabio Salomón, siglos atrás: “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón”, vale decir, que mejor es reflexionar sobre lo efímero de la vida, en un momento de dolor ajeno -para cambiar y hacer lo bueno- que andar de festejo en festejo olvidando lo eminente.
No sé si Ud. lo sabe, pero festejar cumpleaños no es bíblico. Jesús nunca festejó un cumpleaños -es más- las únicas dos veces que se menciona un cumpleaños en la Biblia hubo muerte, una en el Antiguo y otra en el Nuevo Testamento, pero muy pocos recuerdan esto (porque les gusta recibir regalos, probablemente).
Más allá de este arrebato de sabiduría de don Evo Morales, sabiendo que “todos vamos a morir, que la vida es corta y que un día daremos cuenta de todos nuestros actos” (Ap. Melitón Rosales), agradezcamos a Dios por lo vivido; asumamos las arrugas y las canas como signo de experiencia; arrepintámonos del mal hecho, confesemos nuestras faltas y apartémonos de ellas, para alcanzar la misericordia divina y vivir en paz…
El autor es Pastor de Jesucristo por la voluntad de Dios.
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