Desde siempre, el logro de la unidad nacional se ha hecho vocación y anhelo en el corazón y la mente de todos los bolivianos; pero es virtud que no siempre se practicó en el pasado y hubo irresponsabilidad para alcanzar este ideal; ahora, en casi trece años de gobierno del señor Evo Morales, este factor no fue posible alcanzar sea por las políticas y actitudes plenas de racismos y resentimiento del partido de gobierno que ha considerado al país como propiedad lograda “luego de 500 años de dominio por parte de los colonialistas, imperialistas, capitalistas y las derechas”; conceptos que, por su propio peso y distorsión de la verdad, han caído vertiginosamente y que, en los hechos, fueron desmentidos por el mismo pueblo.
La unidad es factor importante en la vida de los pueblos porque el hecho de mantener unidos los objetivos a lograrse para el desarrollo y progreso ha sido propósito a cumplirse de partidos políticos, organizaciones sociales, empresariales, culturales y de todo tipo porque se ha tenido conciencia de que la división es medio seguro para el atraso y para el crecimiento de la pobreza.
El partido MAS, si cumplía los propósitos anunciados originalmente en sentido de “amar y servir a Bolivia sin discriminación alguna”, la situación nacional sería distinta a la que se vive; otro, muy diferente y diverso sería el comportamiento ciudadano que se ve enfrentado a posiciones de petulancia y arrogancia de quienes poseen el poder porque no se puede convenir con ellos que nuestro país pertenece a todos los bolivianos desde todas las generaciones; que todos, sin distinción alguna, nos debemos a él y que conjuntamente estamos y vivimos comprometidos con él y su futuro; que los pasos que se den son responsabilidad de todos y que ni en el pasado, desde la fundación de la República hasta nuestros días, nadie puede adjudicarse propiedad exclusiva en lo personal o en lo partidario de lo que es de todos sin discriminación.
En 193 años de vida libre e independiente, el país ha sufrido vicisitudes de toda naturaleza que han determinado la pérdida de buena parte de territorio, incluídas extensas áreas de costa sobre el Pacífico; territorios que hoy están en poder del Brasil, Perú, Argentina, Paraguay y Chile porque cada cual, en su momento y circunstancia, ha visto como “botín seguro” a nuestro país y, directamente o no, han decidido que sea “territorio libre a ser repartido” lo que no llegó a ultimarse del todo por voluntad de los bolivianos y no solamente de políticos o de grupos que han hecho algo por la unidad y la concordia.
Lo grave y doloroso del comportamiento político-partidista, en su militancia, es que hay la creencia casi crónica de que el logro del poder debe ser para “satisfacer intereses de partido o conveniencias personales”. Pocas veces, y muy circunstancialmente, se ha visto que el objetivo supremo de algunos políticos es amar y servir al país, al bien común, vivir y trabajar en pos de su desarrollo y progreso; pocas veces se han visto renunciamientos y abandono de ambiciones. Con raras excepciones, la mayoría de los partidos que han asumido los poderes de la nación, al dejarlos -legalmente o por efecto de golpes de estado- han sembrado decepciones y angustias por lo mal que se comportaron, por lo poco que hicieron y la seguridad de que podían haber hecho mucho. Han dejado la sensación de que solamente ha importado mucho el partido y la posición personal.
La unidad nacional en libertad y democracia, debería ser el objetivo supremo de todos y ello es posible alcanzar siempre que las corrientes políticas tomen conciencia de país y abandonen ambiciones teniendo convicción de que la nación está para servirla y amarla y no para servirse de ella. La población de todos los tiempos, al ver la conducta de los conductores de políticas gubernamentales, hasta por imitación, asumen posiciones de indiferencia y nomeimportismo como actitud de decepción porque comprueban que las promesas formuladas al asumir los poderes de la República no se han cumplido, que todo fue demagogia y populismo en pro de intereses y conveniencias.
La experiencia de muchas naciones ha demostrado que la unidad consciente y responsable, es importante y necesaria para el logro de objetivos, para conjuncionar voluntades, concordar los ánimos y afianzar convicciones para que las realidades de esas prácticas muestren frutos y sobre todo, den solidez a lo que se hace. La unión es, pues, conformidad y acuerdo de esfuerzos y voluntades para alcanzar remedios a situaciones críticas y problemas que, muchas veces, son de difícil compostura. Llegar a la unidad es necesario en nuestro país y no solamente por causas o motivos electorales, como los que actualmente impelen a los políticos, sino a una unidad permanente de toda la nación para salir de los múltiples problemas que nos han postergado y sumido en mayor pobreza y atraso.
Finalmente, es preciso que los políticos entiendan que los electores, al votar por un candidato, depositan su confianza en él, en que sabrá responder honesta y lealmente en la misión encomendada.
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