Impedir el libre ejercicio de la política partidista, pretender anular a los posibles rivales con actitudes ajenas a normas elementales de respeto y consideración; creer que la superioridad en número o en percepciones financieras da lugar a creer que se es superior a los demás, considerar inferiores a quienes buscan terciar, con los mismos derechos, en los futuros acontecimientos electorales, es en el sentir del pueblo, hacer gala de soberbia; es decir, “demostrar apetito desordenado de ser superior a otros - envanecimiento-, cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas”, conductas demostradas por militantes y dirigentes cocaleros del MAS en la región de Shinahota y Chapare cochabambino, según expresiones de ciudadanos (especialmente jóvenes) que indican haber sido prohibidos de inscribirse en otro partido que no sea el MAS (ED 18/X/18).
Este tipo de conductas no es muestra de “civilización política” que indican tener quienes son parte de la campaña oficial; son muestras conducentes a impedir que otros partidos, de la oposición o independientes, puedan expresar libremente sus opiniones, criterios y preferencias para intervenir en las elecciones primarias; son conductas que más daño le hacen a la candidatura del MAS que a los otros partidos que por efecto de la arbitrariedad, se ven impedidos de desarrollar sus derechos electorales amparados por la Constitución y las leyes.
El derecho de inscribirse en cualquier grupo político-partidista está amparado por la Carta Magna y nadie, por derechos que crea tener, puede impedir ni coartar; nadie puede oponerse al libre ejercicio democrático y, si lo hace, contradice sus propias expresiones en sentido de “respetar los derechos ajenos”. El partido del Presidente de la República, por el mismo hecho de ser él el candidato oficial, está obligado a respetar y considerar a quienes terciarán en las próximas elecciones. No cumplir con las leyes es ir en contra del propio candidato a quien se dice que se apoya masivamente porque el número de inscritos “es cuantioso y determinante”, según expresión de quienes muestran seguridad de alcanzar sitiales muy altos en el proceso.
El candidato masista, por propia conveniencia, debe reprimir todas las acciones contrarias al sentido común y al derecho ajeno que ejercitan quienes equivocan los “caminos de apoyo que dicen tener” y, como partido mayoritario, dar ejemplo de comportamientos dignos y respetuosos para los demás, partiendo del principio de que las confrontaciones no tienen que dilucidarse en el campo de los insultos y de los enfrentamientos sino en las ánforas que darán resultados que convengan a un partido o a otro. Todo acto electoral debe ser limpio y correcto, sujeto a las leyes que todos están obligados a cumplir.
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