La búsqueda de mejores condiciones de vida para la población, en particular, fue, indudablemente, el objetivo imperioso que movilizó a quienes alcanzaron el liderazgo político mundial, regional y nacional, en todos los tiempos. No es necesario, en nuestro criterio, citar nombres, porque son suficientemente conocidos, por la opinión pública.
El propósito que les alentaba tendía, como siempre, a mitigar el hambre y la enfermedad, con casos agravados por los desastres naturales, por ola de frío o sequía, que amenazaban, de manera apocalíptica, con devastar a importantes núcleos humanos. Y sólo con el esfuerzo mancomunado se lograría devolver la dignidad y la esperanza a éstos. Y jamás dejarlos perecer.
En esa perspectiva buscaron la mano amiga. Recurrieron a la cooperación y solidaridad internacionales. Intercambiaron experiencias e inquietudes para afianzar el bienestar social con pan, techo propio, educación, servicios de salud y servicios básicos.
Todo ello significaría un trabajo fecundo, con el concurso, obviamente, de todos los que resguardaban a sus congéneres del presente y, específicamente, del futuro, de los peligros que implicaba el hambre y la enfermedad, en una era de modernización mundial, marcada por la revolución tecnológica.
Olvidaron, circunstancialmente, las diferencias ideológicas, los colores políticos y los credos religiosos, porque creían que lo prioritario exigía plasmar, a corto, a mediano y largo plazo, los proyectos relacionados con el tema de mejores condiciones de vida.
Jesucristo, inclusive, contribuyó a este afán, multiplicando panes y sanando enfermos, hace más de 2.000 años. No hubo, que sepamos, un solo líder que haya esquivado esta responsabilidad, que redundaba por el bien de la especie humana. Todos los que asumieron este papel pasaron a la historia como líderes políticos de reconocida y elevada sensibilidad social. Y quizá serán recordados como los conductores de sus pueblos, de indiscutible perfil altruista.
Objetivos que, en los países donde se advierte los sistemas reñidos con las libertades democráticas, fueron relegados a un último plano o tergiversados por intereses políticos. En el seno de aquéllos la gente ha muerto de hambre o por diversas enfermedades ante la indolencia e indiferencia de sus gobernantes. Se priorizó los aspectos políticos y no así las necesidades básicas de la ciudadanía. Y numerosas familias abandonaron el terruño que los vio nacer, en busca de un futuro mejor en otras tierras.
En suma: la búsqueda de mejores condiciones de vida fue la preocupación en todos los tiempos y pueblos.
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