Víctor Hugo Soria Morón
En los últimos años, por factores como el crecimiento demográfico, sobre todo en los departamentos troncales del país, se observa que conductas poco urbanas reflejan una pérdida de valores, lo que sucede no solo dentro de los hogares, sino también en las calles.
Es usual que celebraciones tradicionales, fiestas paganas, aniversarios barriales y demás expresiones culturales ocurran en avenidas, calles y plazas; terminando con un consumo excesivo de bebidas alcohólicas, por parte de personas adultas, muchas veces ante la vista y paciencia de sus propios hijos e hijas, menores y/o adolescentes.
La ausencia de control en la venta de bebidas alcohólicas en tiendas de barrio, licorerías u otros sitios, hace que sean de fácil acceso, tanto para fiestas culturales, tradicionales o por pedido de cualquier parroquiano que suele incumplir la Ley 259 de Control al Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas, la cual prohíbe el comercio y consumo no solo en vía pública, sino en horarios no permitidos.
Pero como alguien diría, “hecha la ley, hecha la trampa”, porque la norma no es acompañada en algunos casos de forma rigurosa por municipios o gobernaciones departamentales y peor aún por entidades de formación superior, porque cuando existen entradas folclóricas, fiestas barriales u otras expresiones culturales de gran convocatoria, las normas son vulneradas, sin sanción alguna.
Es por eso que bajo los efectos del consumo de bebidas alcohólicas hay un incremento de faltas y contravenciones, como son riñas y peleas, consumo de alcohol en calles, vagancia y hasta escándalos en vía pública, que llegan a 12.204 hechos denunciados por la población, solo en el primer semestre de esta gestión.
De la totalidad de casos, el departamento de La Paz es el que registra una mayor cantidad de denuncias, que llega a 7.405 casos atendidos por consumo de bebidas alcohólicas en vía pública, riñas, peleas, vagancia y escándalos callejeros.
Sigue Santa Cruz con 2.839 denuncias por los mismos hechos descritos anteriormente, mientras que en Cochabamba hubo 1.960 casos.
Pero en los restantes seis departamentos del territorio nacional fueron registrados 5.369 casos denunciados por consumo de bebidas alcohólicas en vía pública, riñas, peleas, vagancia y escándalos callejeros.
Estos datos debieran preocupar a las instancias del Estado, porque muestran que valores como respeto al prójimo, proteger la seguridad de uno mismo o evitar escándalos en vía pública que perturben la tranquilidad de los ciudadanos, cada vez son más echados de menos. Ante ese panorama, es más difícil que los hijos e hijas de estas personas, que son testigos de estas faltas y contravenciones, logren reconocer que la mejor convivencia depende de entender que los derechos de uno terminan cuando se afecta los derechos de otra persona.
También es necesario comprender que el desarrollo de un país depende de la formación profesional de sus habitantes, de su capacidad de producir y no así del consumo de bebidas alcohólicas, drogas u otro tipo de productos, que se convierten en un flagelo que daña el futuro de la humanidad.
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