Venezuela en el infortunio

Amarga experiencia está viviendo Venezuela, la siempre memorable patria de nuestros libertadores, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. La peculiar incompetencia e irresponsabilidad de los dictadores la ha conducido de ser un país rico a uno que ahora vive en la miseria, a tal punto que las amas de casa a diario se pelean en los mercados para llevar a la casa un pedazo de carne. Una fotografía de esta deplorable realidad publicó recientemente EL DIARIO.

En oportunidades en que tuve la fortuna de asistir a seminarios y reuniones internacionales de periodistas en América Latina, Estados Unidos y Europa, los colegas venezolanos eran los más pudientes, pero a la vez generosos. Disponían de dinero, lo que les permitía invitar a almorzar e inclusive, alguna vez, tuve la oportunidad de estar en España, integrando una comitiva de periodistas latinoamericanos.

Cuando visitábamos el sur de España, con un colega venezolano nos demoramos en visitar un museo y nos dejó la góndola que nos llevó al lugar. Cuando me preocupé por informarme de algún transporte público que vaya a Madrid, el colega me pidió que no me preocupe por ello, porque él pagaría el servicio de un taxi para volver a la capital española y así lo hizo, con lo que me demostró su capacidad económica.

Ahora, en cambio, no encontraría un venezolano que esté en esas condiciones, pues en el hermano país se carece actualmente de todo. Me impactó mucho aquella foto en que unas cuatro señoras se disputaban por conseguir que se les venda en el mercado un pequeño trozo de carne, que no pesaría ni un kilogramo.

Pero ese incidente queda pequeño, cuando publicamos en el periódico, en días recientes, que la cotización de un dólar en Venezuela es de más de un millón de la moneda local. El dato es más que ilustrativo en cuanto a su cuantía, y en su significado sobre la impresionante devaluación monetaria a lo que se llegó en la patria del Libertador.

Esta realidad pone de manifiesto que Venezuela se halla en la ruina y, por tanto, su población está confrontando la pobreza más humillante que se ha experimentado en América Latina. Bolivia tuvo una hiperinflación en los años 80, pero en ningún caso llegó al extremo que se está experimentando en Venezuela.

Tal realidad se está traduciendo en una dolorosa migración de los venezolanos. En los últimos tres meses, ella dio lugar a que abandonen su patria 2.3 millones de personas, en condiciones de total miseria. A La Paz han llegado algunos hermanos venezolanos y se puede observar que su situación económica es tan extrema que se están dedicando a lavar automóviles o a vender helados.

Tan penosa experiencia induce a responsabilizar de este drama humano al dictador Nicolás Maduro, quien ha destruido la economía venezolana hasta extremos tan lacerantes que tienen que merecer el repudio de toda la región.

En Venezuela, sin embargo, no sólo prevalece la pobreza, sino que el régimen de Maduro está demostrando ser sanguinario, pues todo opositor, o sólo disconforme con el estado al que llegó la vida social, es sometido a la represión política más infame que se produce actualmente en América del Sur.