El partido de gobierno, en su angurria por conseguir mayores votantes a favor de su candidato, adopta las medidas más contraproducentes para la población, y este es el caso del doble aguinaldo y sus seguras consecuencias: en primer término hay que mostrar el alto grado de discriminación en que incurre la medida porque el pago de este beneficio tan relativo no cubre ni al 40% de la población y, de este porcentaje, muchos no recibirán el beneficio o lo harán solamente en parte, conforme a las posibilidades de la empresa en la que trabajan.
Es injusto y contrario a todo principio de equidad el disponer bonos o dádivas que beneficien solamente a parte de la población, especialmente cuando se sabe que la mayoría no cuenta ni con el primer aguinaldo, que es solamente para quienes tienen un empleo, sea en el sector público o en el privado.
La extrema pobreza muestra, precisamente en las festividades de fin de año, los extremos en que vive buena parte de la colectividad que no cuenta con los ingresos mínimos para solventar sus necesidades y menos para “regalos y otras ostentaciones de fin de año”; pero la falta de previsión a favor de toda la población, determina que solamente se crea en la que “recibe beneficios extras, con la esperanza de que esto signifique votos a favor del candidato oficial del partido de gobierno”.
Es triste y lamentable la situación de quienes se ven postergados, disminuidos y discriminados, pero parece que es el precio que ellos pagan por los que reciben y, en casos, recibirán en exceso, como los personeros del gobierno, los componentes de las cámaras legislativas, de las gobernaciones y alcaldías, para quienes no hay crisis y se consigue dinero como sea. No existe, en todos los que recibirán sumas elevadas por sueldos de noviembre y diciembre y por los dos aguinaldos, el mínimo sentido de solidaridad por el hecho de que la circunstancia de “tener que recibir ingresos extras” los coloca en situación de obtener lo que a la mayoría se le niega.
La discriminación en las políticas gubernamentales siempre es mala, porque es contraria a todo sentido humanitario; la discriminación da lugar a que haya habitantes de primer, segundo y tercer grado; es decir, parecería que la población está dividida por el gobierno en privilegiados y en carentes de toda comprensión y sentimientos de equidad y ecuanimidad porque lo importante es “asegurar posiciones favorables para quien busca ser reelegido por cuarta vez, así sea contradiciendo la Carta Magna y la voluntad popular”.
Este tipo de injusticias es dañino para el propio régimen y crea, además, sentimientos negativos en la población que es discriminada y que estará sujeta a las mismas consecuencias graves que creará el segundo aguinaldo.
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