Una de las políticas del gobierno del cambio, en estos doce años de gobierno, ha sido la de desinstitucionalizar el aparato administrativo del Estado y, por supuesto, el servicio exterior, que en alguna medida antes de este gobierno había establecido la carrera diplomática o invitaba a destacados intelectuales a representar al país en el exterior.
La improvisación, la ausencia de gente con conocimientos necesarios para el servicio exterior, la exagerada ideologización y otros errores, han determinado que las relaciones de nuestro país con los otros del mundo y en especial con nuestros vecinos sea poco fructífera, prueba de ello son los desaires que en sus últimos viajes al exterior ha sufrido el Presidente del Estado Plurinacional.
También tenemos como resultado de una errática política exterior, la falta de inversiones directas de capital externo, pues la imagen del país es de ausencia de un clima de garantías al capital y la propiedad privada. Las nacionalizaciones, la toma de minas y otros emprendimientos por los llamados comunarios, han dañado las condiciones para las inversiones en nuestro país.
Otros elementos de esta situación son los discursos del presidente en los foros internacionales, con posturas anti capitalistas, anti imperialistas, etc., y su respaldo a las dictaduras más condenables por el concierto internacional. En las relaciones con vecinos próximos, como Brasil, Argentina y Chile, han sido las declaraciones inamistosas y posturas de confrontación, como las críticas de asambleístas oficialistas al presidente Temer, acusándolo de golpista, contra el presidente argentino Macri, tachándolo de derechista, contra el presidente de Chile que pretendería dar un golpe contra Morales y en estos últimos días contra el candidato vencedor en las elecciones del Brasil, además de otras posturas criticables. El resultado de esa política populista en las relaciones exteriores, fue el fallo de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, sobre la demanda de nuestro país contra Chile.
Hace unos días, en las Naciones Unidas, en una reunión solicitada por el gobierno de los Estados Unidos en el Consejo Económico y Social de ese organismo, para exponer la situación de 130 presos políticos en Cuba, los funcionarios del servicio exterior de Cuba y Bolivia armaron un alboroto al grito de: ¡Cuba sí, bloqueo no!, interrumpiendo la intervención de la embajadora del país del norte, con golpes a las mesas durante casi una hora. Este hecho vergonzoso en el que se involucraron los funcionarios bolivianos, dio lugar a una carta de protesta y solicitud de sanciones, por el comportamiento “indignante” de las delegaciones cubana y boliviana.
Que el presidente y vicepresidente de nuestro país sean declaradamente “comunistas”, y que los funcionarios de su confianza cometan excesos reprochables, como el que comentamos, en solidaridad con la dictadura cubana, hace más daño que beneficio a los intereses de nuestro país, pues, ¿qué nos compra Cuba? ¿Cuál es la balanza comercial con la isla de los Castro?
La diplomacia se desenvuelve con base en protocolos estrictos de relacionamiento, con fórmulas delicadas de trato y reciprocidad etc., pues las conductas de “alboroto” son todo, menos diplomáticas, más aun cuando necesitamos la simpatía de otros gobiernos del mundo, en especial con los que intereses nacionales demandan acercamiento y relaciones cordiales, en beneficio nuestro.
El autor es abogado y politólogo.
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