Ayúdele comprando sus productos
Sentado en su pequeño puesto de venta, Leandro no es un gremialista común. Sin ayuda de las autoridades, él extrema sus esfuerzos para ganarse el pan de cada día
A sus 45 años de edad, Leandro Limachi, pese a su discapacidad psicomotora, no se desanima y todos los días hace muchos esfuerzos para llegar desde su casa en Chasquipampa hasta su pequeño puesto de venta de la calle 21 de San Miguel. Leandro tiene dificultades para hablar y para movilizarse, pero eso no le impide trabajar para "no ser una carga" para la familia. La mejor forma de ayudarle es comprando sus productos.
Sentado en su pequeño puesto de venta, Leandro no es un gremialista común. Él extrema sus esfuerzos para ganarse el pan de cada día, mucho más que cualquier ciudadano de a pie; él padece un problema de disfunción psicomotriz y tiene dificultades en el habla, razón por la que en su propósito de autosustentarse, hace un tiempo comenzó sus trámites para obtener un permiso de venta para vender sus pequeños productos en la calle 21 de San Miguel.
Corta uñas, tarjetas de telefonía celular, pilas, agujas, linternas, ganchos para ropa y otros pequeños objetos forman parte de su improvisado puesto de venta que cada mañana instala en una acera de la calle 21 de la zona residencial, con la autorización de los propietarios de los edificios que ven en Leandro “un ejemplo de esfuerzo” para las personas con discapacidad.
A pesar de no poder hablar con claridad, Leandro se da modos para vender y se ganó no sólo el cariño, sino el respeto de los transeúntes y personas que a diario caminar por la 21 de San Miguel.
“Es una persona buena no espera la caridad, sino se esfuerza por ganarse el pan de cada día”, afirmó Carmen que como muchos otros ciudadanos ve el esfuerzo que realiza Leandro y se solidarizan comprándole sus pequeños productos para ayudarlo.
“Es muy puntual, siempre está a las ocho de la mañana, llueva, haga frío o calor”, afirmó el responsable de seguridad de una de las entidades bancarias que están en la esquina.
Como estas personas de buen corazón si alguna vez ven a Leandro no duden en ayudarlo, el no pide caridad, ni limosna, sólo que le compren algunos de sus pequeños productos.
Sentado en su puesto de venta, todos los días Leandro soporta las inclemencias del cámbiate clima paceño, sol, lluvia, viento y las bajas temperatura del invierno.
En diciembre se cumplirán dos años desde que Leandro hace todos sus esfuerzos para salir de la “informalidad” y tener una licencia para vender en su puestito en la zona de San Miguel.
Con ese propósito inició sus trámites en la Dirección de Promoción Económica de la Subalcaldía de la zona Sur, sin que hasta la fecha las autoridades definan si puede, o no tener un anaquel. Entre tanto, Leandro espera que todas sus notas y solicitudes no sean archivadas y que la Subalcaldía le dé una pronta respuesta antes que su salud se deteriore aún más.
En diciembre, producto de esta acción recibió varias manifestaciones de apoyo e incluso el subalcalde de la zona Sur, Oscar Sogliano, admitió conocer la situación y dijo estar dispuesto a buscar una solución al problema.
A pesar de esas dificultades y su deteriorada salud, Leandro no se desanima y espera pacientemente la conclusión de sus trámites en la Subalcaldía de la zona Sur para contar con su anhelado permiso de venta en la calle 21 de la zona de San Miguel.
NORMATIVA
Ley para Personas con Discapacidad, aprobada en octubre de 2016, establece el fomento a la formación técnica de las personas con discapacidad.
Leandro padece un problema de disfunción psicomotriz y tiene dificultades en el habla, lo que no le fue un impedimento para iniciar sus trámites en procura de obtener un permiso de venta en la calle 21 de San Miguel.
Él vende corta uñas, tarjetas de telefonía celular, pilas, agujas, linternas, ganchos para ropa y otros pequeños objetos.
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