EL DIARIO, crónica de una cobertura

La cobertura del material de la postguerra del Chaco que publicó EL DIARIO fue material para el libro “La guerra de la sed” que escribió el coronel del Ejército Roger José Centeno, quien destaca el rol del Decano de la Prensa Nacional en la evidencia y comprobación de lo absurdo que fue la Guerra del Chaco, porque a través de las diferentes publicaciones se notó que no había condiciones y menos capacidad para dirigirla.

“Fue un pedido de mi padre hacer este libro como un homenaje a don Jorge Carrasco Villalobos, dueño de EL DIARIO, que dio cobertura a los diferentes escritos de los sobrevivientes de la Guerra del Chaco (1932 – 1935), que además tuvo la idea fantástica de entrevistar a Marzan, Peñaranda, Busch, Toro y otros que se echaban toda la culpa entre ellos”, manifestó Roger Centeno.

El libro “La guerra de la sed” es una recopilación de las publicaciones que hizo el Decano de la Prensa Nacional, dando cobertura a crónicas, ensayos, entrevistas a generales, coroneles, profesores y periodistas que testimonian, describen y discurren sobre los hechos en dicha contiende bélica que enfrentó a Bolivia y Paraguay.

“Se archivó y recortó varias publicaciones (…) de EL DIARIO, recopilé eso porque nadie más escribió sobre eso de forma llana y cotidiana, porque cuando comenzó y terminó la guerra, todos parecían angelitos y nadie era o es culpable de esa guerra; hasta parecía que era culpable el soldado aymara, quechua, guaraní, el campesino o el universitario o colegial”, indicó.

“Es un texto que recogió puntos de vista de los sobrevivientes sobre lo que tuvieron que vivir en un lugar donde no tenían conocimiento ni los propios jefes militares y fueron a defender la Patria gente inocente que luego dejaron huérfanos y viudas”, contó Centeno.

Por ejemplo, destaca en el Suplemento Literario que se publicaba a través de EL DIARIO, un artículo del doctor Aniceto Solares en el que relata como testigo presencial la reacción del presidente Hernando Siles.

“No hay ninguna razón para acusar al doctor Siles de belicista”, porque según el columnista Solares el Presidente Siles ordenó “detener la marcha de nuestras tropas, debiendo mantenerse donde estaban (…) pero vino enseguida la presión de los gobiernos amigos ante el temor de una guerra. El presidente (…) no tenía el propósito de seguir actividades bélicas”, página 192, del libro “La guerra de la sed”

O el caso de Guillermo Céspedes Rivero, corresponsal de guerra, que publicó EL DIARIO el 28 de julio de 1974, se refiere a la lectura de la misión en Paraguay, historia de una jornada diplomática que duró de mayo de 1930 a julio de 1931, sobre Luis Fernando Guachalla, diplomático boliviano en Paraguay. Donde se evidencia el manejo que hicieron los jefes militares sobre la guerra del Chaco “(…) después de al desastrosa conducción militar de Hans Kundt” quisieron ocupar la parte sudeste de Paraguay, lo cual no tenía sentido porque en ese lugar no se obtendría nada, es decir la logística y planificación de la guerra no tenía norte.

También publicó el benemérito Coronel, retirado (r) Jorge Antezana Villagran, en recordación del 46 aniversario del “Cese de Fuegos de la Guerra del Chaco” hizo una rememoración de una parte de nuestra Historia Militar.

“La inconducción de la política de guerra ha sido frecuentes en las campañas sostenidas por Bolivia (…) esta conducta perniciosa de los políticos y consiguientemente en los gobiernos, impidieron hacer la unidad nacional frente al peligro externo, motivando la inconducción de la política de guerra en ambas campañas del Pacífico y el Chaco”, vertió Antezana Villagran, página 373 del mismo libro.

Son publicaciones que difundió EL DIARIO que demuestran cómo se condujo la Guerra del Chaco, por lo tanto, dijo su autor el coronel del Ejército Roger José Centeno, que es un libro hecho de la posguerra del periódico EL DIARIO, que contiene un 40 %; porque el 60 % es producción propia del autor.

Según el expresidente e historiador Carlos Mesa, la Guerra del Chaco o la guerra con Paraguay, la más sangrienta de nuestra historia, más allá de la pelea por el Chaco boreal, tuvo el objetivo de lograr una salida al mar por el Atlántico tras la pérdida del litoral boliviano en el océano Pacífico.