El sacrificio u ofrenda de seres vivos es incompatible con la evolución humana no solo del presente Siglo XXI, sino de siglos atrás. Este rito fúnebre o “wajtacha” tiene por fin obtener riquezas de la naturaleza; es característico de las minas en ofrenda al “tío”, deidad satánica a la cual se rinde culto. Esta vez los padres de un niño de 8 años denuncian que se hijo fue secuestrado el 14 de septiembre pasado e introducido en un vehículo, presuntamente por cooperativistas mineros.
Comunarios del lugar hicieron saber a los progenitores del menor que éste fue atraído con golosinas y dinero por cooperativistas de la mina Cosñipata-Santa Bárbara, para ser llevado al lugar del sacrificio; le habrían dado alimentos y envuelto en serpentinas, sin descartar bebidas alcohólicas, procediendo a su enterramiento vivo, con el señuelo de obtener más oro, metal que explota la Cooperativa.
Desde septiembre la Policía no logró organizar un operativo adecuado de investigación. Su segundo intento fallido de acceso a la mina es atribuido a un accidente de tránsito que frustró la operación. A su vez los afligidos padres se quejan de que el fiscal de Chuma, provincia Muñecas, se cruzó de brazos, al extremo de que no contesta llamados a su celular. El mismo día del secuestro, éstos habrían concurrido a la fiesta del patrono de Pusillani, dejando descuidado al niño. Cosa muy frecuente en las clases populares con el resultado de la pérdida de sus hijos, más aún en el presente, cuando campea la trata de menores y adultos. Sin embargo, la jefatura de la repartición de Trata y Tráfico de la Felcc aduce que se está procediendo a la toma de testimonios informativos, según una agencia de noticias.
No hay una política de atenuación con miras a la erradicación de estas costumbres irreflexivas o manifestaciones primitivas y atávicas. Hay relación de estos sacrificios de seres vivos con los rituales de la cosmogonía indígena. No están lejos los linchamientos y quema de personas con la justicia comunitaria, so pretexto de tratarse de ladrones y otros delincuentes. Estas prácticas reciben un aliento de los rituales efectuados por las más altas autoridades del Estado en ambientes de Gobierno.
En el mismo pueblo, se pide justicia por causa de la desaparición de una niña de corta edad que habría sido también objeto de sacrificio por las cooperativas. El conocimiento casi instantáneo internacional de hoy, demerita la imagen del país por tales hechos, esperándose la toma de medidas profilácticas de estos restos socialmente malsanos de tiempos pretéritos.
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