Según Mario Fuentes Destarac: “El asistencialismo” es la acción o conjunto de acciones que llevan a cabo los gobiernos, instituciones privadas, para prestar ayuda a individuos o grupos de individuos en condiciones de pobreza, desempleo o vulnerabilidad coyuntural o permanente. Por los años 90, los izquierdistas (no de escritorio) practicamos, entre otros, este enfoque guiados por la “Teología de la liberación” y el principio: “no regales los peces, enséñales a pescar”, y así concientizar en valores morales, políticos (libres), en el intento de mejorar las condiciones y competencias laborales de -muchos- pobres.
Ahora, la pobreza y el desempleo son alarmantes ¿Por qué?, si el gobierno se benefició con cerca de 300.000 MM$ por los precios internacionales de los hidrocarburos. ¿Qué paso? Se aplicó un asistencialismo “deforme”, que eximió el enfoque de ayuda y mejoramiento de las condiciones y competencias de los pobres. Se lo “deformó” con el fin de cooptar -políticamente- los votos de pobres y no. Este enfoque patronal y colonial “deforme”, parafraseando al economista Stefano Zamagni, profesor de la Universidad de Bologna y asesor papal en cuestiones sociales: “produce endógenamente más de lo que se quiere combatir”. En otras palabras: más pobreza. “¿Y por qué los políticos, prefieren NO mejorar las condiciones y las capacidades de vida de los pobres?”, se preguntó. “Hasta los niños saben la respuesta -siguió-: si yo te ayudo así, mañana votarás por mí”.
El bono Juancito Pinto -que no es malo en sí- más parece un pago por la asistencia de los alumn@s a la unidad educativa, donde pocos estudian y nadie se aplaza; el Juana Azurduy incrementó la cantidad de las madres solteras, la Renta dignidad beneficia a familiares que se apropian de este beneficio. Productos: el subsidio de lactancia –pocos lo consumen- se vende a precios ínfimos en mercados y calles, motores para lanchas a dirigentes del MAS en el Tipnis, la Csutcb se benefició con el Fondioc, la COB con vehículos y hoteles. El gobierno acaba de entregar vehículos a la Conamaq afín al MAS. Servicios: ahí está a 13 años de gobierno, la oferta del “Seguro universal de salud”; centralista sin infraestructura, ni recursos suficientes, etc.
Durante 13 años se aplicó un asistencialismo “deforme”. Su objeto: cooptar votos. Es decir, más que ayuda, es propaganda. Por ello, el uso dispendioso de la riqueza, guiados con su propia regla: “regala peces, pero no enseñes a pescar”. Deliberada y políticamente se genera un “pedigueñismo” dependiente al Estado y el MAS. Por ello y más, ahora, los pobres oscilan del 35% al 40%, de la PEA, frente al 23% de los años neoliberales. ¿Acaso es casual el incremento de la informalidad y otro tipo de actividades (miles de ferias y barrios chinos) para sobrevivir? ¿Es casual el perdón tributario? ¿Es casual la ampliación del Régimen simplificado? No. Buscan incrementar el “voto cooptado”. ¿Obligar a funcionarios públicos inscribirse al MAS, y exigir a cada uno conseguir otras cinco firmas, es casual? No, deben pagar las canonjías. ¿La restricción en la venta de dólares del BCB es casual? No, es resultado de la farra económica ¿Por qué se insiste en un doble aguinaldo que incrementa los precios de productos y servicios, si solo beneficia a un 15% en desmedro de un 80% de trabajadores? La respuesta es obvia. Es más, este asistencialismo “deforme” continuará, la pretensión es frenar la fuerza social del referéndum constituyente del 21 de febrero de 2016.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (Cisec).
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