José E. Pradel B.
Considerado por Julio Lucas Jaimes (Brocha Gorda) y Jaime Molins como el autor del mascarón de la Casa Nacional de Moneda de Potosí, Eujenio Mulón fue un destacado maestro tallador francés que cambió el simbolismo de las monedas y medallas bolivianas de mediados del Siglo XIX.
En 1847, la citada Ceca se hallaba en ‘mal estado’ las denuncias de que se encontraba ‘en desorden’, ocasionaron que el presidente Gral. José Miguel de Velasco la reestructurara y recurriera a su primo el Encargado de Negocios a. i. de Bolivia en Chile, Joaquín de Aguirre Velasco, para que contratara a un nuevo tallador.
En este contexto, Mulón, que había trabajado en la Casa de Moneda en Santiago, suscribió un contrato el 28 de diciembre de 1847 con el diplomático boliviano, para que se encargué: “de tallar los punzones de todas las monedas de oro y plata y también la Matriz, los punzones de reproducción según el nuevo sistema, alfabetos completos, enseñar el modo mejor de templar el acero, enseñar su profesión a los empleados de la oficina de talla formando cuando menos dos jóvenes capaces de practicar el servicio que presta el mismo señor Mulón”, en la Casa de la Moneda de Potosí.
Tras la ratificación del citado documento mediante el decreto del 25 de abril de 1848, Mulón inició sus labores construyendo un horno para templar troqueles e instruyendo en la talla a dos aprendices: Robustiano Valda y Fructuoso Baquera. Paralelamente a todo esto, el general Manuel I. Belzu asumió el poder y utilizó las monedas y medallas elaboradas por Mulón como un instrumento de propaganda personal y política.
De esta manera, Eujenio mediante la figura de ‘Hércules derrotando la hidra de la anarquía’ representó a los partidarios belcistas que sofocaron un movimiento revolucionario acaecido en Cochabamba, Oruro y La Paz en marzo de 1849. Otra medalla emblemática de la numismática boliviana tiene grabado ‘un niño durmiendo protegido por un león, bajo el árbol del Pan’ y al anverso ‘una alegoría de la libertad coronando, con el brazo derecho un busto de Belzu, en un pedestal engalanado con el escudo de Armas’, tallados que evocan la elección de Belzu como Presidente Constitucional en 1850. Más sobria, pero muy significativa, es la medalla que reproduce la Capilla Rotonda, lugar donde Tata Belzu sufrió un atentado en la ciudad de Sucre, el 6 de septiembre de 1850; la leyenda dice: “Al ser supremo que salvo a Bolivia”; de esta manera Mulón reforzó la concepción mesiánica del caudillo en el poder.
Finalmente, el citado Talla Mayor de la Casa de Moneda de Potosí concluyó su labor en abril de 1852. De esta manera, a través de esta nota describimos una página de la historia de la numismática boliviana.
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