La deuda externa de Bolivia de mediano y largo plazo a agosto de 2018, según los datos del Banco Central de Bolivia alcanzó a 9.814 millones de dólares, superior en 386 millones de dólares al registrado a fines de 2017. El plazo promedio aproximado de la deuda externa es de 20 años a una tasa promedio del 3%. La deuda interna es de aproximadamente 4.000 millones de dólares.
El crecimiento de la deuda externa, tanto pública como privada, es un problema de envergadura, porque hay que dedicar cada vez más recursos para amortizarla, en perjuicio de los fondos que se necesita para poner en marcha la actividad económica del país. El déficit fiscal es de 7,8% de acuerdo con el informe de Milenio, lo cual es preocupante.
En esta última década la deuda externa tuvo un crecimiento considerable. Las actuales autoridades gubernamentales deben tener cuidado en el manejo de la política de endeudamiento. De esta forma se cuidará el futuro nacional, evitando que cada año sea mayor la cantidad de recursos que se deberá destinar a la amortización.
No olvidemos que el Presupuesto General de la Nación por quinto año consecutivo tiene déficit fiscal. Además, tanto este año como el anterior, el presupuesto fue elaborado con el llamado déficit gemelos, el comercial y el fiscal.
En la década de los 80 la deuda externa ha sido renegociada con mucho criterio, la deuda bilateral ha sido condonada; la deuda del sector privado ha sido comprada con 90% de rebaja con un fondo de fideicomiso manejado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este fondo fue creado con donaciones de países amigos. Esta situación no se la volverá a tener por el desarrollo del país.
El endeudamiento externo continúa y el gobierno sigue apostando por un mayor gasto público en inversión recurriendo al endeudamiento o a utilizar las reservas internacionales. El gobierno está aplicando un modelo de Keynes que señala: “El Estado debía contraer créditos para realizar obras públicas y de esta manera se impulsará la demanda, el empleo y el crecimiento de consumo”.
Los niveles de endeudamiento del país están muy por debajo del límite referencial que tiene la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que es del 50% del PIB. El PIB de Bolivia es de aproximadamente 38.000 millones de dólares. Se estima que el crecimiento del PIB durante la gestión 2018 será según el Gobierno 4.5%, pero la CEPAL y el Banco Mundial estiman un 4.2%.
El aporte del sector privado al Producto Interno Bruto en la economía del país es muy importante, de acuerdo con la información de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia. Entre sus cifras relevantes tenemos que el porcentaje de la población ocupada urbana es del 67,2%; los impuestos aplicables a empresas es de 79,4% y la masa salarial con base en datos de las AFP es del 65%.
Se ha tenido mejora de precios en los sectores de minería e hidrocarburos por la recuperación de precios internacionales, sin embargo, no se ha generado mayor inversión en estos sectores y se lleva al agotamiento de recursos mineros y petroleros en un futuro.
Lo importante es que se tenga una adecuada inversión privada que genere productividad, mayor exportación con valor agregado, reducir el gasto público para bajar el déficit comercial. Debemos entrar en la era de la exportación de litio, la industrialización de la minería, la agroindustria y la petroquímica.
El autor es Economista, licenciado en la UMSA, con Post Grado; Doctorado Ph.D en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE (Academia Boliviana de Ciencias Económicas).
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