Es lamentable que el gobierno, tan solo por razones electoralistas, anuncie la “creación del seguro integral que beneficiará a todos los bolivianos”; una propuesta que, a toda vista, es demagógica y populista porque no hay condiciones para ello. En este tiempo, cuando la crisis asoma con fuerza al país, es dudoso este beneficio (que sería bueno implantarlo en el futuro), especialmente por falta de la infraestructura precisa, por carencia de un presupuesto muy grande que sostenga y garantice el funcionamiento en todas sus áreas. Además se necesita contar con todos los profesionales precisos para que, en todo el país, puedan desenvolverse con efectividad profesional y capaciten y especialicen a nuevos galenos a fin de que en el futuro se hagan cargo de tan importante servicio.
Hay países en los que funciona el seguro integral de salud, servicio que cubre todos los riesgos, accidentes y enfermedades de la población sin discriminación alguna y lo hacen en forma gratuita, además de abarcar todo el territorio. Estados Unidos ha tratado, muchas veces, de implantar este seguro universal; pero no obstante ser la nación más rica no ha podido prescindir de los servicios de seguro de salud que prestan instituciones privadas y que, en conjunción con las compañías de seguro, prestan servicios a una población que paga primas especiales y, en casos, cubre parte de los tratamientos.
En Latinoamérica, Argentina ha conseguido que este tipo de servicio funcione en todo el país y fue con base en estudios muy profundos y con sentido de futuro que se ha hecho y que estuvieron a cargo de profesionales especialistas, no solamente en el campo de la medicina sino en otras profesiones que permitan contar con servicios que cubran todo tipo de dolencias, intervenciones quirúrgicas, atención farmacéutica y de todo lo que los pacientes requieran. Este tipo de seguro no ha sido posible implantar en países como Chile, Uruguay y Colombia, los más adelantados del continente, por las múltiples dificultades que implica tanto su organización como su funcionamiento permanente.
En Bolivia, para empezar, no contamos con la infraestructura debida, en cuestión de edificaciones con las respectivas instalaciones que tengan equipos, vituallas, etc., etc., siquiera para un regular funcionamiento y, pensar en ello, anunciándolo a los cuatro vientos, no es justo ni correcto, porque parte de la población, por su inocencia e ingenuidad, cree que “será posible tener todo ello porque el gobierno lo dice”.
Contar con un seguro universal sería lo ideal; pero para ello se requiere muchos estudios y presupuestos muy especiales que, al menos en este tiempo, no tiene el país. Convendría que, hasta por respeto y consideración a la población, no se haga más publicidad sobre ello; seguir con los mismos anuncios resulta contraproducente para el mismo gobierno y su partido, porque la colectividad podría reclamarlo y no tener las respuestas que correspondan.
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