Franqueza con Franclin

El juez Orlando Rojas le dijo al cocalero yungueño Franclin Gutiérrez que sólo saldrá en libertad cuando haya renunciado al cargo de presidente de Adepcoca, la asociación de productores de coca de Yungas de La Paz. Podrá asistir al sepelio de su hijito de dos años, que murió mientras él estaba preso. Y volver a la cárcel. Ningún cocalero que rivalice con el del Chapare puede estar en libertad.

Y el “Defensor del Pueblo”, entre comillas, David Tezanos, ha recomendado a los cocaleros de Yungas no protestar contra el gobierno durante el sepelio del hijito de Franclin en Tajma, cerca de Chulumani. No es una exhortación, es una amenaza. Todo el poder el Estado está movilizado para cuidar al candidato ilegítimo.

Este sepelio es seguido por todo el país desde que la mujer de Franclin dijo que el niñito de dos años de edad murió de amartelo, porque extrañaba mucho a su padre, preso por la dictadura del cocalero del Chapare, y sus jueces.

Más serviles al cocalero presidente no podían ser estos dos funcionarios, que reciben sus salarios de los impuestos de todos los bolivianos.

Todo el aparato estatal, todas las instituciones presuntamente democráticas, están al servicio del cocalero mayor, del que construyó un aeropuerto en Chimoré por urgencias estratégicas de una transnacional poderosa, del que maneja a la policía, a las Fuerzas Armadas, a muchos medios de comunicación.

Pero no se había dado antes una circunstancia en que se viera de frente, en pocas horas, cómo obedecen al dictador dos instituciones que supuestamente están al servicio de la sociedad. Y hasta tres, si se cuenta a la policía. Y cuatro, si se toma en cuenta a las Fuerzas Armadas, en una enumeración incompleta.

El uno utiliza el chantaje, de frente, francamente, para que Gutiérrez renuncie a la organización de cocaleros paceños, porque había osado decir que él también podría ser candidato a la presidencia, para que el destino del país pasara de un cocalero a otro cocalero. Con la ventaja de que el yungueño sabe leer.

Y Tezanos, quien tiene una visión sesgada de la realidad, según dijo Rolando Villena, exhorta a los cocaleros de Yungas a no protestar contra el gobierno en el sepelio. Que ni se atrevan.

La campaña del cocalero del Chapare no puede ser enturbiada por estos hechos, y menos si se produjeran en la región donde se da la verdadera coca, la coca real.

El problema para este proyecto es que los bolivianos no estamos acostumbrados a las dictaduras.

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