El término inglés “bullying” es utilizado para denominar la intimidación entre iguales (Fernández 1996). Nos referimos al niño o adolescente que sin motivo aparente se rehúsa a ir al colegio, que finge todo tipo de dolencias para justificar ante sus padres su no asistencia a clases, antes de declarar que está siendo víctima de bullying. Tal fenómeno sucede en nuestro país y se tiene varias investigaciones que aportan sobre las características, cualitativas y cuantitativas, del maltrato entre iguales.
Un escolar puede ser objeto de chantaje por parte de un grupo de compañeros que lo obligan a actuar de cierto modo para no sufrir daños. También nos referimos a situaciones de aislamiento o reiterados insultos, agresiones físicas, humillaciones públicas, tareas forzadas, rechazos explícitos a que son sometidos algunos escolares, por parte de compañeros, y que no pueden defenderse por sus propios medios.
La agresión supone dolor y se crea la expectativa de que la víctima sea blanco de futuros ataques. La intimidación puede ser a un alumno específico o a varios, puede ser ejercida en solitario o en grupo.
CARACTERÍSTICAS DEL MALTRATO
Físico: empujones, patadas, puñetes, agresión con objetos, característicos en el ciclo primario.
Verbal: tiene una característica habitual, como insultos y sobrenombres, menosprecio en público y criticar defectos físicos. Hoy los teléfonos celulares se convirtieron en instrumentos para este tipo de maltrato.
Psicológico: se busca minar la autoestima del estudiante, aumentando su inseguridad y temor; el componente psicológico está presente en toda forma de maltrato.
Social: se aisla al estudiante del grupo, tratándose de un bullying indirecto.
CONSECUENCIAS
Las víctimas de bullying muestran altos niveles de intimidación directa, frecuente y exclusión del entorno. Son identificados fácilmente como víctimas.
Son personas consideradas débiles, inseguras, ansiosas, cautas, sensibles, tímidas y con bajos niveles de autoestima, llegando a tener de sí mismos una apreciación muy negativa.
Pasan más tiempo en casa. Una excesiva protección paterna genera niños dependientes y apegados al hogar, rasgo característico en las víctimas.
Los efectos son el fracaso escolar, altos y continuos niveles de ansiedad, insatisfacción, fobia a ir al colegio, riesgos físicos, cuadros depresivos, imposibilidad de integración escolar y la formación de una personalidad insegura e insana para su desarrollo. Cuando la victimización es larga aparecen síntomas clínicos como neurosis, histeria y depresión, pudiendo desencadenar reacciones agresivas e intentos de suicidio.
En cuanto a los escolares agresores se colocan en una antesala de la conducta delictiva, pues llegan a considerar que el acto agresivo y violento es algo bueno y deseable, buscan el reconocimiento grupal y pretenden establecer vínculos sociales con otros grupos. Pueden extender las actitudes de dominio y sumisión a la convivencia doméstica, como en los casos de violencia que vienen sufriendo con frecuencia las mujeres.
Los factores que generan tales problemas son:
La actitud emotiva de los padres: que es decisiva durante los primeros años.
El Grado de permisividad de los padres ante la conducta agresiva.
Métodos de afirmación de la autoridad: el maltrato físico genera más agresividad
Es responsabilidad de la comunidad familiar y educativa detectar y prevenir el problema del abuso y acoso, sin minimizarlo. Por su parte la administración pública debe dotar recursos económicos y formativos a los centros educativos para prevenir y erradicar el bullying.
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