La prueba más dura del mundo tuerca pasará por un solo país, entre el 7 y 17 de enero.
Proponer un Dakar interesante se ha convertido en toda una aventura, similar a la que supone correr el rally más duro del mundo, que en 2019 se instalará en Perú, un único país por primera vez en su historia, en la que tendrá el recorrido más trepidante.
Así lo prometieron ayer martes los organizadores en la presentación en París de las etapas que conforman la edición más corta, con diez jornadas entre el 7 y el 17 de enero próximos, con salida y llegada a Lima.
“Es un Dakar fuera de lo normal. Por vez primera será solo en un país, tendrá solo diez días, con un kilometraje diferente y en una geografía en la que el 70 % será arena y dunas”, afirma a Efe el director de la prueba, Etienne Lavigne.
El rally rompe con muchas de sus tradiciones, en parte en su permanente búsqueda de nuevos retos, en parte, obligado por las circunstancias, de todo cariz, que le han llevado a atrincherarse en Perú. “Nos hemos encontrado con una geografía que nos permite proponer muchas cosas diferentes. Cada etapa será diferente del día anterior y eso pocos países lo permiten”, agrega Lavigne.
Una apuesta osada que, sin embargo, ha despertado la curiosidad de los amantes del Dakar, que tendrá una de sus nóminas de salida más nutridas, con 334 participantes, por encima de la media.
“Es el año que vamos a tener más coches desde 2015”, señala el director, sorprendido de la respuesta que ha tenido una edición tan diferente de lo acostumbrado.
El rally comenzará en Lima pero se desarrollará al sur de la capital, esencialmente en el desierto del Ica. A diferencia de otras ediciones, la carrera ha creado tres grandes cuarteles generales: Pisco, San Juan de Marcona y Arequipa, que acogerá la jornada de reposo el 12.
“Para respetar el medio ambiente y el patrimonio acordamos esta configuración con las autoridades peruanas”, indicó Lavigne, que asegura que este modelo facilita también la organización y limita el esfuerzo de los participantes.
Eso no quiere decir que vaya a ser un Dakar menos duro, puntualiza el director, que augura “una edición dura, en la que habrá que ir a buscar cada segundo y que puede mantener la tensión hasta el final”.
Las especiales serán más cortas de lo normal, todo un atractivo para los pilotos no profesionales, lo que sumado a menos etapas completa una edición de algo menos de 3.000 kilómetros, frente a los 5.000 habituales.
La seña de identidad será la arena y las dunas, que los organizadores creen que recordará a África más que en ninguna de las ediciones que acoge América Latina desde 2009.
Los organizadores se frotan las manos con la nómina de participantes, que engloba entre otros a Carlos Sainz, Nani Roma, Daniel Elena, Jordi Villadoms, Laia Sanz, Stéphane Peterhansel, Sven Quandt, Bernard Piallat, Sébastien Loeb, Cyril Despres, Bernhard Ten Brinke, Giniel De Villiers o Nasser Al Attiyah. Tras haber recibido la negativa de Chile y Argentina, que habían sido los refugios del rally en América Latina, Perú emergió como el escenario único.
Lavigne se felicita de haber podido proponer un recorrido variado en un solo país, pero cree que, en el futuro, el Dakar volverá a transcurrir por varios países, aunque señala que es “muy pronto” para saber por donde.
“¿Volver a África? Creo que todavía es pronto, pero también es verdad que África es muy grande y no tenemos por qué ir a los escenarios tradicionales”, señala el organizador, que matiza que “América Latina todavía no ha desvelado todos sus encantos”.
EFE
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