No solo son muestras de afecto

Son los padres de familia, en especial la madre, quienes deben explicar a sus hijos e hijas para que ellos puedan identificar conductas de afecto y comportamientos que se enmarcan en abuso sexual.

Estas explicaciones deben ser lo más claras posibles, para que los menores de edad se den cuenta de cuándo deben denunciar a padres, padrastros, abuelos, tíos, hermanos, amigos de la familia y vecinos por conductas que afecten su integridad, en nombre de un supuesto afecto.

Cuando el menor vea que su espacio está siendo constantemente invadido por alguna persona adulta, así sea de la familia, o cuando constantemente es tocado su cuerpo con algún pretexto, es como un aviso de alerta para que las madres de familia actúen de forma directa, pese a los riesgos de generar enojo o reclamo por el familiar que es interpelado por su actitud. Es mil veces preferible un momento de enojo, antes que un trauma mayor que afecte al niño o niña, quien vivirá con esa herida física y espiritual.

Hablar de qué implican los toques sexuales perpetrados por adultos o adolescentes en contra de un menor, podría ocasionar que uno se ruborice o no sepa cómo hacerlo, sin afectar la sensibilidad de los hijos. En estos casos, los especialistas, psicólogos, deberían facilitar la orientación a los padres de familia, para que ellos sean quienes hablen de sexo y sexualidad con sus hijos, como mecanismo de prevención y para evitar que en el futuro estos menores pasen a engrosar las cifras de denuncias ante las instancias de investigación.

La información oportuna y la generación de confianza serán las principales armas con las que las madres de familia podrán contar para que los hijos menores u adolescentes puedan ser protegidos en su integridad, ante la pérdida escalonada de valores que demuestran no solo los propios adolescentes, sino incluso algunos familiares de los menores, los cuales pueden ser denunciados por afectar la integridad de los menores.

Si bien los datos no son exactos, se puede evidenciar que desde 2014 hay un aumento de las denuncias por “abuso sexual”, siendo los denunciados del entorno de la familia, que debería más bien proteger a los futuros ciudadanos, pero termina destruyendo su inocencia y afectando su desarrollo mental.

En 2014 hubo 50 denuncias, en 2015 ascendieron a 122, en 2016 los casos llegaron a 165 y en la pasada gestión las denuncias superaron los 200 casos. En nueve meses de la presente gestión, las denuncias por la comisión de este delito llegaron a 171. Si bien se observa un descenso de casos, las víctimas de abuso sexual pueden ser en el futuro los próximos agresores o personas que vivan con permanente temor.

La prevención debería ser emprendida por ambos progenitores, pero ante los casos de abuso sexual por padres, abuelos y padrastros, dicha tarea tiene que ser encaminada principalmente por madres de familia, es decir que aquellas que sufrieron al dar a luz deben prevenir para que sus hijos no sufran otros dolores del alma.