Para sorpresa de la ciudadanía, nueve partidos políticos registraron sus binomios para las elecciones generales. Sorpresa, porque este hecho oportunista o de intento de resurrección en el caso de más de un partido, contradice el clamor público de que estas formaciones presenten un frente único versus el monstruoso aparato político que pretende la cuarta reelección del presidente Evo Morales, pese al mandato constitucional contrario y al referendo de 2016.
En este cuadro no deja de impactar la desvinculación del frente Bolivia dijo NO (UN-MDS). El motivo principal de la separación puede ser que los jefes de uno y otro partido ambicionaban la presidencia del binomio a ser elegido el próximo mes de enero. Al no ceder ninguno, UN decidió abandonar la alianza y por consiguiente privarse de concurrir a la elección de 2019. Esta decisión fue calificada como “cobardía” por su ex aliado. Más allá del adjetivo, en el fondo se trata de un acto de desprendimiento en sentido de apoyar al candidato con mejores posibilidades frente al oficialismo, como enfatizó el mismo Samuel Doria Medina.
Sobre todo en nuestro medio la política es un tejido de intereses. No es utópico predecir la diáspora de UN, iniciada por uno de sus senadores. No es descartable que los dirigentes y legisladores de esta tienda busquen dónde ubicarse y a como dé lugar.
La cantidad de 9 binomios para las primarias refleja la incapacidad de los partidos para comprender la prioridad –crucial ahora más que nunca- de concurrir bajo una sola divisa a la contienda electoral. Sin duda, no han podido desprenderse del ventajismo siempre presente de negociar curules y otras expectativas con el candidato opositor mejor ubicado. Las primarias pueden a la vez servir para demostrar la escasa militancia que acompaña a algunas de las pretensiosas siglas, dejando en ridículo a los personajes que no pierden oportunidades aunque sean mediáticas, como es su aparición en algún binomio.
En relación con el interés, éste siempre es tal. No cambia por tradicionales o “nuevos” que sean los políticos que lo persiguen, o aunque los partidos que los cobijen no se incluyan como tradicionales. Es el caso del partido de Gobierno, tanto por su docena de años de poder, como por la data de su fundación.
La revelación más extraña de las inéditas primarias es la inclusión de siglas que si no es por magia, su aparición con personería de partido únicamente puede deberse al reclutamiento fraudulento de militantes, por obvia asistencia de los organismos oficiales del Estado que cuentan con los datos ciudadanos necesarios. Tal el caso de Pan Bol, Frente para la Victoria y otros. Estamos también ante posibles repuestos para eventualidades que puedan servir electoralmente al oficialismo.
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