Agudas contradicciones económicas y políticas

Desde esferas oficiales surgen noticias muy optimistas, pero que son negadas por otras del mismo origen. Entre ellas se encuentran informaciones referidas a datos halagüeños acerca de la economía, y otras sobre hechos políticos, todas las cuales no pueden menos que conmover a la población, pero que, en forma paralela, son negadas por otras noticias de la misma fuente, creando, por tanto, un ambiente general de duda, cuando la verdad se convierte en mentira.

Vayamos al caso. Se informa que Bolivia crecerá en 4,7 y el PIB llegará a 40 mil millones de dólares, pero a renglón seguido esa versión queda desmentida por datos que muestran que los gastos, el déficit fiscal y la deuda externa han llegado a niveles negativos. Al mismo tiempo, se informa que el precio del petróleo cayó de 80 a 50 dólares el barril, que el gas seguirá el mismo camino, dejando al país con mínimos ingresos.

Al respecto, el déficit fiscal de este año caerá a menos del 8% y las deudas interna e externa treparán a 13.900 millones de dólares. A la vez, los gastos siguen aumentando y el crecimiento de la deuda es mayor, al expandirse el gasto para financiar el creciente déficit fiscal que genera, a la par, mayores obligaciones para pago del servicio de la deuda externa (capital e intereses). Por ende, los datos del crecimiento económico son inciertos y sospechosos.

De otro lado, desde el año 2015 el país registra déficit en la balanza comercial, es decir que las importaciones son mayores que las importaciones, lo que significa fuga de divisas. Se destaca que las reservas internacionales cayeron de unos 15 mil millones a menos de 9 mil millones de dólares.

En cuanto al aspecto político, también las contradicciones son ostensibles y si el gobierno dicta algunas medidas, cuando se las pone en práctica son inaplicables, como el caso de las elecciones primarias en partidos, que carecen de la mínima utilidad, pues los ciudadanos votarán y no elegirán, y ese evento costará la friolera de ¡4 millones de dólares!, todo por una ceguera ante la realidad y por olvidar la existencia de la Lógica e inclusive el mínimo sentido común, que en esferas oficiales es el menos común de los sentidos. En esa forma, vivimos un mar de contradicciones insolubles.