Narran en la tradición cristiana que el Fénix vivía en el Jardín del Edén. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, el ángel que los desterró despidió una chispa de su espalda que encendió el nido del ave, haciéndolo arder hasta que se consumió totalmente; pero, al ser la única bestia que se había negado a probar la fruta prohibida, le fue concedida la inmortalidad, a través de la capacidad de renacer de sus propias cenizas. Así se convirtió en símbolo de la inmortalidad y la resurrección, y a la vez de la esperanza que nunca debe morir en el hombre. Es una leyenda.
También en la mitología griega está presente, como en la de otras culturas, con las mismas características, añadiéndose que representa la fuerza. Consecuentemente, desde la antigüedad se emplea la frase “renacer como el ave Fénix”, para referirse “a superar los fracasos y resurgir de las cenizas”, volviendo a intentar lo que no se consiguió, enriquecido ya por la experiencia, y así crecer en la adversidad.
Al respecto, de un modo u otro, la Cooperativa Telefónica de La Paz, Cotel, en los últimos meses está tratando de “renacer”, salir del desastroso estado en el que la sumieron distintas administraciones, algo que la perjudicó bastante, al igual que a sus socios, sumándose a ello la voraz actitud de quienes hicieron leña del árbol caído, sean éstos de una u otra acera. Ni desde las altas esferas públicas, lamentan sus asociados, quisieron ayudar para levantar a un ente que había caído. No les interesó que se tratase de un patrimonio paceño, y por el contrario, se hicieron de la vista gorda.
Hace algunas semanas, en una austera conferencia pública, en la que tomaron parte asambleístas nacionales, ejecutivos bancarios, delegados de numerosos entes sociales, entre otros, su principal autoridad, Fernando Dips, dio a conocer un plan delineado por los mandos, empleados, y trabajadores de la cooperativa telefónica que busca hacer que Cotel resurja de sus propias cenizas. Mediante números y organigramas, Dips Zogby destacó que “el proyecto fue elaborado íntegramente por toda la gente que labora en esa entidad”. Remarcó que contó con el decidido apoyo del sindicato para restablecer la imagen y economía de la cooperativa. Su capacidad ejecutiva se puso de manifiesto al hacer hincapié en que “todo el personal le pondrá el hombro a la empresa para salir adelante, como ya se lo está haciendo”.
Ya se dijo mucho sobre tales cifras explicadas esa noche y sólo cabe destacar que hoy se nota la predisposición de devolverle el nivel de jerarquía, en todos los campos, que siempre tuvo la cooperativa telefónica. El camino que ha trazado Dips no es fácil, empero, ya lo sabe, para resurgir y volver a salir del abismo, la esperanza se constituye en algo que nunca debe morir en el hombre, al igual que la férrea decisión para poner a flote una de las empresas más emblemáticas de los paceños, lo que por cierto a su tiempo aplaudirá la sociedad.
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