Conservar la normalidad

El país requiere mantener la normalidad en todas sus actividades, por lo que resulta necesario tratar de imponer la cautela en los actos y en la emisión de opiniones. El origen reside en lo que podrá suceder antes de las elecciones generales previstas para octubre de 2019.

En todo caso habrá que tomar en cuenta el pronunciamiento cívico del jueves último, que consistió en un paro nacional dirigido a impugnar la decisión adoptada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para que el actual binomio presidencial, integrado por Evo Morales y Álvaro García Linera pueda volver a presentarse en las elecciones generales de octubre del próximo año.

Se considera que el TSE violó el cumplimiento del referéndum nacional de febrero de 2016, al habilitar para una nueva reelección al actual binomio presidencial, integrado por Evo Morales y Álvaro García Linera. La decisión adoptada en esa oportunidad consistió en rechazar la continuada gestión de gobierno de ambos, lo que sucede desde 2005.

El argumento de fondo es defender la democracia, porque se sostiene que con aquella decisión volvió a ser vulnerada, pues los expertos en materia constitucional y los partidos de oposición sostienen que se incumpliría la actual Constitución Política del Estado, vigente desde el 21 de febrero de 2016, la cual dispone que solamente una vez se puede optar por una segunda reelección. En el caso presente, Morales iría por una tercera.

Esta fue la causa para que organizaciones cívicas y partidos opositores hubieran propugnado la realización del paro nacional cumplido el jueves último, en contra de la resolución adoptada por el TSE.

El paro se lo cumplió parcialmente, porque desde cierta hora de la tarde empezaron a reiniciarse las actividades de los sectores laborales afectados, aunque de todas maneras se alteró la normalidad del día.

De esta manera, se debe tender a que la situación sea de normalidad, porque se ha puesto de manifiesto un ambiente de contienda, cuando lo más deseable e importante es que en Bolivia prevalezca la paz social, de manera que no se produzca perjuicios para la actividad pública, en particular para la económica, pues al paralizarse la producción, que es lo que más importa a los intereses nacionales, se afecta al ordenamiento público, pero esencialmente a la producción y con ellos se infiere perjuicios que generalmente suelen ser irreparables.

Cuando se presentan casos que generan diferencias, siempre es conveniente recurrir al diálogo y la concertación, de modo que se consulte los intereses de las partes encontradas. Esto siempre es posible lograr o por lo menos corresponde a todos hacer los esfuerzos que sean necesarios para conservar el clima de paz y entendimiento en el país.

Antes de asumirse posiciones que puedan ser controversiales, lo recomendable es que todas las partes tengan siempre la disposición de entenderse. En unos casos, cediendo en las posiciones y en otros mantener la disposición de comprender y estar abiertos a coadyuvar en la búsqueda de soluciones, en lugar de crear conflictos que afecten al interés general.

En todo momento, unos y otros tienen que considerar que el país está muy rezagado, que tiene problemas sociales de grande magnitud, como es la pobreza, que afecta a casi dos tercios de la población. Pero, además, es de urgencia la tarea de impulsar el progreso y desarrollo del país.

Al no actuarse con esta voluntad y espíritu de paz, lo único que se consigue es perpetuar indefinidamente los factores que conspiran contra el logro de tales objetivos, por lo que anímica y prácticamente hay que hacer todo lo posible para salir de ellos. La Patria lo exige.