La Guerra civil española (GCE) (1936-1939) empezó en julio. La Segunda Guerra Mundial en septiembre, 1939, a los seis meses de terminada la GCE. Hugh Thomas, en La guerra civil española (1961), dice que entre julio 29 y agosto 5, 1936, los alemanes transportaron 1.500 hombres, comandados por el nacionalista Francisco Franco, de Tetuán, África, a Sevilla en aviones nuevos Junkers 52. Añade: “La revolución española debe su triunfo a estos aviones.” En 1937 Adolf Hitler decide ayudar (aún más) a Franco enviando la Legión Cóndor (LC) compuesta de voluntarios de la fuerza aérea y el ejército alemanes que actúa de julio, 1936, a marzo, 1939, probando nuevo armamento en los campos de batalla con éxito. La LC triunfa en la batalla de Toledo y otras con tanques y aviones ayudando a los nacionalistas de Franco. Bombardean la indefensa ciudad de Guernica, abril 26, 1937, matando 300 civiles. El adiestramiento alemán de hasta 56.000 nacionalistas de infantería, artillería, aeronáutica y fuerzas navales resulta valioso para la causa. España retribuye ayudando a Alemania con las operaciones Úrsula, Barbarroja, la División Azul y la Legión Azul que combate en las estepas rusas y el frente oriental. Diez y seis mil alemanes (300 murieron) lucharon en la GCE a un costo aproximado de $215 millones (precios de 1939), 62,2% de ello costó la LC. Alemania suministró 600 aviones y 200 tanques. El lado republicano también recibió cuantiosa ayuda internacional.
En 1941-42 España sufrió una “gran hambruna”: la producción agrícola cayó 21% en 1939, la industrial 31%, el ingreso nacional 26%, y el ingreso por cabeza 28%. En noviembre, 1940, cuando Alemania y Austria ganaban en Europa y la guerra entre italianos, alemanes e ingleses crecía en África, Hitler pidió a su “aliado informal,” al “caudillo,” “dictador,” “triunfalista,” derechista español y a su canciller, el abogado filo nazi, Ramón Serrano Suñer, “el cuñadísimo” (cuñado de Carmen Polo, esposa de Franco) que le hicieran el señalado servicio de arrebatar militarmente el Peñón de Gibraltar a los ingleses. La intención alemana era aislar a éstos en África, y evitar la invasión de Italia. Cuando Hitler pide apurar la toma de Gibraltar, vaticinando resultados del conflicto y sabiéndose limitados militarmente después de la costosa GCE, Franco y Serrano Suñer deciden, según History.com, pedir al Führer 400.000 toneladas de granos como anticipo para proceder a la toma del Peñón que tanto Franco como el Canciller español seguramente deseaban, pero también sabían que Alemania y sus aliados podían perder la guerra.
Se trata de una táctica dilatoria y Hitler se entera de ella pero no actúa porque España permite que los submarinos alemanes se abastezcan en puertos españoles y que sus agentes continúen espiando a los ingleses en África. Cuando “El Eje” empieza a perder la guerra, Franco coopera con los aliados: permite el paso de tropas libres de Francia al África… aunque internacionalmente se desconfía de Franco: el ingreso de España a la ONU, instaurada en 1945, no se aprueba hasta 1955. En 1947 el Plan Marshall niega el ingreso a España. Francia habilita la frontera recién en 1948… En la novela Últimas banderas, Ángel María de Lera hace decir a la protagonista en una pausa de la metralla: “Quisiera que estuviéramos muy lejos de aquí, no me importa dónde. Aunque fuera en un monte o una isla solitaria. Lo único que me importa es vivir…”.
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