Álvaro Numbela Tejada
Después de un paro nacional, las autoridades se preparan para enfrentar nuevas situaciones de violencia. El gobierno despliega dispositivos excepcionales, con 37.000 miembros de la fuerza del orden movilizados en todo el país. En Cochabamba se ha instalado barras de seguridad para alejar a los que protestan.
ES URGENTE RESTABLECER EL ORDEN
En fecha 6 de diciembre de 2018 Bolivia ha tenido un paro total de actividades en todo su territorio, de difícil minimización por parte del gobierno, que sólo quisiera, además, poner en marcha procedimientos penales para sancionar a sus propios seguidores que no apoyaron la repostulación de don Evo Morales Ayma; si bien se advertía la presencia de miles de policías en las calles sin poder defender a un régimen de Gobierno. Mas, al día siguiente la movilización se perfiló con mayores acontecimientos, para exigir el cumplimiento de la Ley Constitucional, que no es el fundamento de la Sentencia 084 del Tribunal Constitucional, cuyos llamados “magistrados” han escapado fuera del país, después de recibir sus premios. Patentizada la violación que indigna al Soberano, ahora nos encontramos frente a la urgencia de restablecer el orden social, y acabar con la impunidad. Por ello digo: ¿Qué debería hacer el gobierno para calmar las protestas?... sin necesidad de decir “que los bolivianos estamos enfrentados sólo por la terquedad de algunos” (1).
¡He ahí la cuestión principal!
SALIDA INDISPENSABLE
El orden social, según el cual marchan las sociedades políticas como la nuestra, resulta de una multiplicidad de fuerzas. El gobierno de Bolivia de 2018 tiene que saber que el orden resulta del movimiento dirigido. En este sentido, el gobierno ya tendría que haber convocado a un encuentro a las fuerzas en movimiento para entender los objetivos que expresan. Las fuerzas en movimiento -las Plataformas Ciudadanas- se aferran al respeto a la ley, dicen que la Sentencia del TCP no tiene base jurídica, porque no ha aplicado la ley. Entonces, esta confrontación se resuelve con una nueva salida, que no son las manipulaciones ejercitadas, menos los juicios que se anuncia contra los disidentes de una Resolución Administrativa del TSE que agrava la situación.
La dialéctica, que es el ritmo de toda vida política, se la comprende mejor cuando se tiene la clara conciencia de la complementaridad profunda de los elementos que ella combina. El orden social resulta del movimiento que se asimila y el movimiento es del orden en potencia. No en vano resulta evidente -después de la cólera expresada por las Plataformas en fecha 6 de diciembre de 2018- que la urgencia está en restablecer el orden, que es la seguridad de toda Libertad: Sin paz civil nuestros derechos no funcionan; sin retorno a la calma no existe diálogo.
Para ello el gobierno tiene que manejar la verdad. El gobierno al abandonar el rol que le impone la dialéctica del Orden y del Movimiento, hace que la furia se engrandezca, el Estado retroceda y Bolivia pierda todo crédito internacional; si bien a 10 de diciembre de 2018, Diego Pari, Canciller de Bolivia -en lejanos gobiernos del mundo- procura compartir valores comunes de derechos humanos, de democracia y libertad. Así y de aquella manera Bolivia no queda aislada como Venezuela, Nicaragua, Cuba.
Un país bien administrado, con el trabajo separado de sus Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), es otra cosa. ¡Aquí el gobierno tendría legitimidad! Dado que todos sus actos estarían endosados al Estado. Y atención con lo que pueda suceder, tanto en la Comisión Interamericana, en la Corte Interamericana, en la Corte Internacional Penal, como en el propio plano interno, donde la victoria será siempre de quien mire mejor el futuro.
1.- Los Tiempos: Obispo Auxiliar de El Alto expresa su preocupación. Cochabamba 9 de diciembre de 2018. Pág.1.
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