Atractiva exposición en el MUSEF
Vanessa Calvimontes Díaz
El pasado miércoles, el Museo Nacional de Etnografía y Folclore (MUSEF) presentó e inauguró, respectivamente, el catálogo y la exposición “Bordados. Las Quillcas del cuerpo y del alma”, un acercamiento a una de las expresiones más vivas de la cultura boliviana.
La exposición, trabajada por más de un año bajo la coordinación de la curadora del MUSEF, Varinia Oros Rodríguez, y el bordador Jorge Quisbert Pérez, presenta una investigación que rastrea los orígenes de los bordados hasta su presencia en nuestros días, analizando materiales, técnicas y factores sociales e históricos, entre otros.
En base a la colección propia de trajes que posee el MUSEF, Oros detectó la conexión existente entre el detalle de los bordados que poseían los trajes religiosos y otros más festivos y folclóricos, llegando a determinar que la técnica era, efectivamente, la misma; fue en ese punto que la idea de la exposición empezó a gestarse. El trabajo de los siguientes meses tomó el objetivo principal de demostrar cómo esta técnica de bordados que poseían principalmente los conventos, fue aprendida y posteriormente traspasada a la sociedad, la cual, en la actualidad, se ha apropiado de ella, dotándola de una característica mucho más barroca, es decir, recargada y llena de detalles.
El trabajo conjunto de Oros y Quisbert fue sumamente enriquecedor, ya que conectó la investigación y reflexión académica con el aprendizaje propio, herencia y tradición de un bordador, que revelaron datos como la característica de las “venas” que se arman en los trajes en el momento de bordar, la necesidad de challar el traje y otras particularidades propias de las tradiciones de nuestro país. La voz quechua y aymara “qillqa” que forma parte principal de la exposición, en esencia, expresa que el objeto es presencia, los trajes festivos son qillqa de las wak’a, son poderosos y capaces de transformar la ausencia en presencia, nos acercan a lo divino a partir de la abundancia.
La exposición se presenta actualmente en dos salas del Museo. En la primera, la sala Guillermo Núñez del Prado, se muestra todos los materiales, saquillos, cartones, plásticos, hilos, lanas, mostacillas, mechillas, etc., para poder pasar luego a las diversas técnicas y piezas que se va sacando después hasta llegar al producto final. La muestra incluye también un bastidor, en el cual se observa el proceso que se lleva a cabo para elaborar estas piezas, y una proyección audiovisual que detalla los procedimientos y técnicas del bordado.
En el Patio Siglo XX se expone los trajes propios de la colección del MUSEF, que van desde las vestimentas de Vírgenes y Santos, hasta los trajes de Diablos y Morenos, haciendo en este punto énfasis en la dinámica de reapropiación de los bordados por parte de la sociedad.
Entre las joyas destacables de la exposición, se encuentra un traje de Diablo de aproximadamente finales de 1800 y otros dos de Morenos de 1920, siendo la más moderna un “Super Achachi” del año 2017
La exposición temporal de Bordados tendrá una duración de tres meses en ciudad de La Paz, y se buscará la posibilidad de llevarla a otros departamentos.
* Vanessa Calvimontes Díaz es integrante del departamento de Relaciones Públicas del MUSEF.
BORDANDO SUEÑOS
“Es importante hacer una revisión de lo sagrado en los Andes para entender su relación con determinados objetos, en este caso los trajes bordados, pues no se trata de accesorios o disfraces de la fiesta, la relación es mucho más fuerte y tiene que ver con un sentir religioso”, de esta manera inicia uno de los capítulos del catálogo que refleja el trabajo de más de un año de la curadora del MUSEF Varinia Oros Rodríguez y el bordador Jorge Quisbert Pérez.
Oros y Quisbert han trabajado de manera conjunta, aportando de manera sistemática en la construcción del trabajo que se presenta en el MUSEF. Se ha develado dentro de la investigación datos interesantes, como el hecho de que la técnica de los bordados surgió inicialmente en los conventos y lugares religiosos y fue posteriormente re apropiada por la sociedad, dándole un sentido más recargado y vistoso con el paso de los años y que hoy en día se hace visible en trajes como el de los Morenos y el de los Diablos.
“Los trajes originales de las Vírgenes, por ejemplo, dejaban ver la tela, en la actualidad los trajes de los morenos prácticamente no tienen ni un espacio sin bordados, piedritas o mostacillas”, relata Oros.
Sin embargo, la investigación académica hubiese quedado incompleta de no ser por la colaboración de don Jorge Quisbert, un bordador de larga trayectoria, que abrió las puertas de su trabajo, casa e historia, para proporcionar datos enriquecedores, que solo puede conocer quien ha crecido bordando.
El “venanchar” los trajes, “así como las manos, los trajes también deben tener venas”, comenta Quisbert. El hecho de challarlos para poder bailar, pero sobre todo las técnicas y en, algunos casos, los secretos confesados, son lo que proveen a esta exposición de un ajayu propio.