Arte de restaurar imágenes del niño Jesús

Con 27 años de experiencia en la restauración de imágenes, la familia Gonzales Crespo, cuenta con un niño Jesús, con más de 200 años de origen español, que les fueron dejados por una familia que cambió de religión.

Un trabajo minucioso a la que se ha dedicado dicha familia, desde este tiempo le ha dejado mucha experiencia, así como anécdotas que fueron contados a EL DIARIO, en una visita efectuada al taller ubicado en Alto San Pedro, una zona que se caracteriza por las fiestas de devotos, en una esquina de la calle Boquerón, a unas cuadras de la plaza Gran Poder, se encuentra el taller de Don Rafo como lo conocen en esta zona.

Durante todo este tiempo esta familia se ha convertido en una parte importante de lo que son estas fechas de navidad, porque son las personas que tienen la misión de darle los toques mágicos al niño Jesús, que por diferentes motivos sufrieron algún accidente durante el año y que para estas fechas de navidad necesitan ser reparadas.

De esta forma con un trabajo muy apretado y contra reloj, donde don Rafo, tiene la responsabilidad de devolver a estos niños tal como fueron adquiridos y sin ningún rasguño, con la finalidad de que para el día del nacimiento tenga que verse como una de las mejores imágenes, siendo el principal protagonista de esta navidad.

De esta forma los esposos Rafael Gonzales e Ingrid Crespo, le han dedicado toda su experiencia a la restauración de imágenes y en este caso del niño Jesús, hechos desde un material de cera, yeso, madera y pasta dura.

“Para nosotros cada niño que llega para ser restaurada, tiene una historia diferente, porque las personas que nos traen, siempre nos cuentan que se cayó o incluso nos dicen que ha hecho alguna travesura o finalmente nos cuentan que simplemente como ya tiene muchos años necesita que se le ponga más bello, además de haber permanecido por muchos años así, debido a que pasaron ya por muchas generaciones, y así hasta anécdotas que nos hacen conocer”, dijo don Rafo.

LA ESPOSA

Por su parte la esposa Ingrid Crespo, que también durante todos estos años se ha convertido en la mano derecho de don Rafo, llegó a especializarse en este trabajo que a decir de la misma persona es un trabajo que a más de realizarlo con dedicación tiene una fe que le ilumina para devolver a sus clientes a un niño Jesús de los más bellos que puedan existir.

“Es un trabajo que lo hacemos con mucho cariño, porque al margen de lo que hacemos, en mi familia le tenemos mucha Fe al niño Jesús, y eso también nos ayuda a tener un trabajo estable, a pesar de que debemos ser muy minuciosos y un trabajo con mucho cuídalo, por lo delicado que son, porque hay que corregir muchas cosas, porque vienen con muchos problemas como los pies cortos o los pies rotos o las manitos maltratadas”, explicó la señora Crespo.

200 AÑOS

Para Ingrid Crespo, una de las antigüedades más relevantes que tiene su tienda es el niño Jesús, que le dejaron hace 27 años atrás, que por lo que cuenta señala que tiene 200 años, detalle que fue contado por la persona que le dejó, en su tienda, porque recuerda que esta persona había cambiado de religión y que ya no podía tenerlo.

Otro de los pocos datos que se conoce de este niño, señala la señora Ingrid, español y es San Antonio, su vestimenta todavía lo tiene tal como le dejaron aunque con el pasar del tiempo el material de hule ha quedado deteriorado.

“Para nosotros este niño tiene más un valor religioso que económico, por la data del tiempo que tiene, porque el precio al que podemos venderlo puede ser por lo menos aproximadamente Bs. 350, a pesar de que no lo hemos expuesto, preferimos tenerlo en nuestro cofre de recuerdos”, señaló Doña Ingrid.

OTROS TRABAJADORES

Por la demanda que tiene la familia Gonzales Crespo, en estas fechas en la restauración de niños, cuentan con otras personas que colaboran con especialidades diferentes que tienen que ver con la implementación de varios de los detalles en el terminado, como el arte del pintado y otros, como Yolanda Luque que viene trabajando en este taller hace tres años atrás y Jhonny Aruquipa, que también se dedica a la misma especialidad.