El doble aguinaldo es saqueo de divisas

Es natural que los gobiernos quieran beneficiar a sus pueblos con medidas económicas y políticas de tal forma que las masas gocen de beneficios sociales, salud, educación y, ante todo, conquistar objetivos históricos. Sin embargo, a veces ese buen deseo no es cumplido y, si se lo adopta, termina siendo contrario a sus intenciones. Tal el caso del doble aguinaldo que, si bien en la apariencia es beneficioso, en su contenido es en absoluto negativo, tanto para los que lo reciben como para el Estado que ordena su cumplimiento.

Eso es lo que sucede con el doble aguinaldo decretado por el gobierno de Evo Morales Ayma, medida que en apariencia es beneficiosa, pero en el fondo es un arma que, más a la corta que a la larga, empobrece no solo a la población y en especial a los obreros, sino al mismo Estado y a la nación en general.

El segundo aguinaldo no debe ser analizado desde el estrecho punto de vista de la clase social obrera, los empresarios o el Estado, sino desde un ángulo más general, de tal forma de ver si esa medida es negativa o positiva.

Yendo al grano; Bolivia, país monoproductor, vive de la exportación de materias primas (gas, estaño, soya), ya que, al mismo tiempo, recibe a cambio ingresos importantes por los altos precios internacionales de esos recursos. Sobrevive, a la par, gracias a la importación y contrabando de toda clase de productos, como alimentos, vestuario, artículos suntuosos y de primera necesidad, máquinas y hasta fósforos que se importa gracias a las divisas que recibe el país. Todo es importado. Nada producimos.

Lo que se importa y consume se compra de países lejanos y vecinos con los dólares que llegan por las exportaciones de materias primas. Pero esas divisas-oro no se quedan en el país sino que fugan en un chorro continuo para enriquecer economías foráneas, fortalecer otros estados, sus bancos, industrias y agricultura, etc.

Exportamos millones de dólares que sirven en el extranjero para hacer grandes negocios y, en cambio, importamos trapos y plásticos que terminan en el basurero. Las potencias coloniales (como China) se llevan nuestro oro del doble aguinaldo y nos envían chucherías. En esa forma, por más que los bolivianos se esfuercen por producir más materias primas de exportación y toda clase de productos y que sirvan para comprar y traer productos importados -como ocurre todos los días-, seguiremos en la pendiente de la miseria y nada hay peor que no tener conciencia de la miseria.

En fin, ese círculo vicioso de nunca acabar se agrava con el doble aguinaldo, que significa saqueo de dólares. No solo exportamos materias primas, exportamos divisas. Pero el asunto no es solo económico. Es ante todo político, pues convierte al país en colonia no solo económica, sino también política, de metrópolis más colonialistas que las del pasado. Es el extractivismo de divisas-oro, peor que el de materias primas. Desde el punto de vista nacional, es lógico que empresarios y obreros se opongan al doble aguinaldo. Pero insistir en este asunto es decir “Ne mittatis margaritas vestras ante porcos” (echar margaritas a los cerdos).