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[Armando Mariaca]

¿Termina año de enfrentar a la libertad de expresión?


Cuando el Presidente de la República expresa conceptos y criterios duros contra los medios de comunicación y contra las redes sociales, da lugar a que se sienta y crea que él, por sí mismo, no cree ni sopesa debidamente lo que dice porque, bien meditado lo dicho, seguramente sentiría pesar porque ningun medio llega a los extremos que él señala; hay que convenir en que son voces intrusas y malintencionadas que lo inducen a expresarse como lo hace. Felizmente, en los medios de comunicación, en los periodistas y en quienes utilizan las redes sociales, por el mismo contenido de sus mensajes, se muestra que no hay las intenciones ajenas al buen sentir y mostrar situaciones inapropiadas que a veces ocurren en el país; hay, con seguridad, la intención de mostrar los yerros que comete el gobierno y su partido; existe el deseo de que se corrija lo malo hecho y se mejore lo bueno; que se destituya al racismo y la discriminación en lo que hace y dice el gobierno; que haya una administración eficiente y eficaz de la nación; que se combata todo lo que hace daño al Estado y al propio gobierno; que se asuman acciones muy enérgicas y drásticas contra el narcotráfico; que se manejen profesionalmente nuestras relaciones internacionales; que no se utilicen las reservas internacionales y no se contraiga más préstamos; que se observen políticas de austeridad y haya conciencia de país. Lo expuesto, visto desde cualquier punto, es constructivo y le hacen más bien al gobierno que el mal que cree el Presidente que se le hace.

El país es de todos y nadie querría el fracaso del gobierno; al contrario, todo el pueblo querría que se obre constructivamente y lo que deba hacerse se lo haga sin odios ni resentimientos, sin discriminación de ninguna clase entre los bolivianos; que haya olvido de todo lo que se manipula continuamente: las “derechas, el imperialismo, el capitalismo” y otros epítetos con los que se cree que se “castiga” a los periodistas, a los medios y a las redes sociales. Nadie niega que en los medios hay desacuerdos con el gobierno, que se critica sus errores, que se lamentan las posiciones populistas y demagógicas de la que se hace gala; pero, se lo hace constructivamente porque con lo malo que haga el régimen y su partido se perjudicará el país y, con todo lo bueno que realice se beneficiará; entonces, nadie quiere el fracaso porque de la búsqueda del bien se logrará el éxito que será en beneficio de todos los bolivianos que somos hijos de la misma patria.

Incitar a “luchar contra los medios” especialmente contra las redes sociales ¿Para qué? ¿Cuál es el objeto de crearse enemistad y discordias? ¿Es que se considera que el pueblo y los periodistas no tenemos ningun derecho en el país? Que hay alguna prensa o información mal intencionada, que existen extremos ridículos y absurdos en lo que se dice en muchas redes sociales, es cierto; pero, son tan pocos que no corresponde darles la importancia que se le da a nivel del gobierno y su partido. ¿Por qué la dureza de las expresiones y la creencia de que todo es mentira? Que no siempre gusta oír la verdad, la exposición cierta de hechos, es cierto; pero, hay libertad de expresión y de prensa. El pueblo, cuando se manifiesta por los medios o por las redes sociales es porque usa de sus libertades y porque quiere hacerse sentir, mostrar que tiene derecho a expresarse; que lo hace con signos de protesta, es cierto; pero, ¿qué se quiere? ¿Un pueblo sumiso, cobarde, hipócrita, insensible a todo lo que ocurre y conforme con todo lo que sufre? ¿Un pueblo que sea conformista y no le duela nada, no le importe ni le interese lo que ocurre en política, en economía?

Corresponde, pues, que haya diálogo en armonía y respeto; que el desafío no sea medio para mostrar desacuerdos y sentimientos alejados de concordia con todo lo que conviene al país. Es necesario que el gobierno y su partido, conjuntamente los medios de comunicación y los periodistas se atengan a principios de entendimiento constructivo, de acuerdo y deseo sincero de cumplir la misión encomendada que no es otra cosa, para ambas partes, que servicio y amor al país y su pueblo porque ¿qué se lograría con enfrentamientos? Seguramente se empeorarían las condiciones para la incomprensión y se abrirían nuevos frentes de pugna en que las partes, creyendo tener la razón, no cejen en profundizar los desacuerdos. Si el gobierno no concilia con la prensa y los periodistas y no comprende a las redes sociales que utilizan la comunicación alternativa a la prensa, radio y televisión, no se alcanzarán climas propicios para la paz y la concordia especialmente cuando cada uno está en situación de no retroceder ni rendirse en una defensa contra acusaciones injustas y hasta endoso de “mentiras”.

Es necesario que, como práctica permanente del nuevo año, que se despejen las amenazas a la comunicación social porque es combatir la libertad de expresión y prensa, ya que, al hacerlo, se atenta contra si mismo, se vulnera la democracia y se conculca la propia libertad. No cabe, pues, la convocatoria para luchar contra los medios si ello implica, a la vez, combatir contra si mismo.

El gobierno y su partido, beneficiarios de la comunicación social durante trece años, tienen que convenir en la necesidad de cumplir con la Constitución y las leyes, con los principios de sana convivencia entre todos; debe contribuir a encontrar cauces que permitan una paz permanente y, sobre todo, tener la seguridad de que ni los periodistas ni los medios de comunicación -prensa, radio, televisión y medios alternativos- desean confrontaciones con el gobierno porque no son las vías de cordura, paz y entendimiento para que el país supere la pobreza y el subdesarrollo. La libertad es sinónimo de armonía, cordura y concordancia en los grandes objetivos de la humanidad y, por ello, la libertad de expresión es parte fundamental para que la colectividad esté imbuida de principios, sentimientos y vocación por la moral, la Constitución y las leyes.

 
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