Las fuertes protestas que tuvieron lugar ayer en el este de la República Democrática del Congo reavivaron los temores a un nuevo aplazamiento de las elecciones en el país, pospuestas ya en tres zonas consideradas bastiones de la oposición. Los comicios están finalmente previstos para mañana tras haber sido repetidamente retrasados desde 2016.
Tras anunciar el aplazamiento de la votación en esas tres áreas, la Comisión Electoral (CENI) admitió ayer que más de mil centros electorales de la capital, Kinshasa, no abrirán por falta de máquinas de votación.
La CENI comunicó que más de un millón de votantes de estas zonas (que suponen menos de un 5% del censo) podrá hacerlo en marzo, lo que significa que quedará excluido de facto de la elección del nuevo presidente. Se prevé que el sucesor de Joseph Kabila tome posesión del cargo a mediados de enero.
En las protestas que generaron los anuncios, una persona murió en Beni y otras cuatro resultaron heridas, indicó a la agencia France Presse una fuente de los servicios de seguridad y el movimiento ciudadano Lucha. Los comicios deberían traer el primer relevo pacífico en el poder en Congo desde los tiempos de la descolonización, además de poner fin a la era Kabila, el presidente que gobierna desde 2001. Kabila encabezó una transición que alimentó las esperanzas de paz y en 2006 convocó unas primeras elecciones que generaron euforia en las calles.
Dieciocho años después, su imagen ha mutado de forma radical. Los desmanes autoritarios, las violaciones de derechos humanos y, finalmente, los reiterados aplazamientos de estas elecciones han generado hastío en la población.
La Constitución impide que Kabila opte a una nueva reelección, pero este ha nombrado a un delfín, Emmanuel Ramazani Shadary, como candidato. Su partido reconoce que el actual presidente seguirá siendo un referente moral, lo que algunos críticos interpretan como que Kabila seguirá ejerciendo el poder en la sombra.
En medio de este clima incandescente una nueva figura en la política congoleña lidera los sondeos: Martin Fayulu, el líder de la coalición de la oposición Lamuka. El último sondeo del Congo Research Group le otorga un 44% de voto, por delante del líder de la oposición, Felix Tshisekedi, con el 23%, y Shadary (18%).
Hombre de acción y de negocios (fue directivo de ExxonMobile), Fayulu ha sido el más activo en mostrar su resistencia al Gobierno. Fue detenido por participar en manifestaciones de la oposición. En septiembre de 2016 le alcanzó una bala de goma en la cabeza durante una de las protestas. Rápidamente pasó a simbolizar la esperanza de los millones de congoleños que durante los últimos años han exigido en las calles que Kabila abandone el poder.
Con el conflicto aún vivo en el este del país -se ha cobrado más de cinco millones de muertos-, miles de refugiados retornados tras ser expulsados de Angola y el brote de ébola más grave de la historia del país acechando también el este del inmenso territorio congoleño, los retos de la República Democrática del Congo se multiplican. Ante ellos, solo hay giros, inestabilidad política y una confianza ciudadana erosionada. (El País)
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