Machismo, una ideología peligrosa

En caso de que no hubiera hijos hombres en alguna familia la transmisión de bienes se hacía al hijo de otro clan nómada. Esto va a fortalecer aún más al clan, uniéndolos a través de los hermanos de cada familia. Afirman que fue así, que ‘conquistaron’ Mesopotamia y África del Norte. Por último, en el Oriente Medio, en el mundo Arabo –Persa y en India del Norte, se adopta el principio patrilineal endógama que promueve la igualdad de hermanos absoluta, es decir que la ausencia de descendientes hombres/ hermanos hombres, provoca el fin de la familia. Es por esto que consideran legítimo, aunque sea completamente aberrante, cometer feminicidios o vender a sus hijas.

Fue este ‘principio’ de patrilinearidad que sembró esta creencia sobre la superioridad masculina. A lo largo de los años, y con la necesidad de poseer nuevos territorios invadiendo y haciendo la guerra -sin necesariamente estar en un contexto de rarefacción de tierras, pero de abundancia- las sociedades y gobiernos fueron tornándose cada vez más opresivos y violentos contra la mujer hasta, en ciertas regiones del mundo, despojarla por completo. Una cierta o, más bien, incierta filosofía de eficacia. Tiempo después, con la evolución de las conciencias y con la influencia, en algunas partes del mundo, del liberalismo y el igualitarismo, retornamos a un modo de organización familiar igualitario; guardamos los dos apellidos como símbolo que ambas partes son iguales y la transmisión de bienes se hace de manera igualitaria entre hermanos y hermanas. No obstante, la violencia machista ya había sido sembrada y enraizada en la organización social y política de las naciones.

Hoy persiste en el imaginario familiar, político y social. Este ‘principio patrilineal’ se expandió por todo el mundo salvo algunas sociedades matrilineales. Hubo diferentes grados de evolución en la patrilinearidad, según la región del mundo, que fue del grado 1 al grado 3. Cualquiera que fuese el grado, este mecanismo permitió la legitimación de la violencia contra la mujer, al tiempo de imponerse de manera agresiva, irracional e injusta la falsa creencia de la superioridad del hombre sobre la mujer. ¿Por qué resulta difícil de extirparlo? Porque se estableció como un principio de organización social que data de hace 5.000 años, y porque se justifica por tener objetivos de eficacia militar y fecundidad. Eficacia, que como vemos, condujo a las sociedades más avanzadas, en ese entonces, que inventaron la agricultura, la escritura, la civilización, al estancamiento total como es el caso del Medio Oriente.

La fuerza del machismo y su legitimidad viene de que se lo incorporó como medio de sobrevivencia, como si la guerra fuese un medio de sobrevivencia. La paz, según las poblaciones nómadas, era un estado anti-natural. El origen del machismo viene entonces del concepto que se otorgó a la eficacia necesaria para sobrevivir, que fue asociada al impulso de poseer cada vez más y explotar más recursos, por medio de la guerra.

Quizás sea tiempo de cambiar esta manera de ver nuestra necesidad de eficacia y de sobrevivencia. La eficacia, hoy en día, no se encuentra en las guerras, ni en la explotación de los recursos ni en la exterminación del ser que trae la vida al mundo, pero en todo lo opuesto. Es hora de cambiar la visión que tenemos de ciertos conceptos, sino nos vamos directo al estancamiento y la auto-exterminación.

La autora es Magister en Derechos Humanos.